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Espectáculo invernal en Minesota

Minnehaha, las cataratas que se congelan cada invierno en Mineápolis

Cada invierno, el salto de agua más importante de la ciudad se congela, permitiendo una estampa única, como si fuera una gran pared de hielo. Un espectáculo único que se puede incluso ver desde detrás de la cascada.

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En Mineápolis entienden de frío. De hecho, es una de las ciudades más extremas de Estados Unidos. Durante los meses de invierno (diciembre, enero y febrero) las temperaturas no llegan a los 0 ºC, oscilando entre los -4 ºC y los -15 ºC. Por el contrario, durante los meses de verano (junio a septiembre), las temperaturas suben considerablemente en comparación con el invierno, rondando los 27-28 ºC.

Es decir, en breve, los que allí se encuentren tendrán que salir de casa a diario con los abrigos más gruesos que tengan en el armario. Tal es el frío que hace que es posible admirar uno de los fenómenos más curiosos de la naturaleza en Norteamérica. Y es que allí se encuentran las cataratas de Minnehaha, un salto de agua de 16 metros que cada invierno se congela, creando una pared de hielo que parece de película.

Son muchos los que se acercan a ver esta maravilla desde hace décadas. No es por menos que ya a finales del siglo XIX hubo una iniciativa de crear en torno a las cataratas el que hubiera sido el primer parque estatal de Minesota, aunque acabó siendo un parque urbano en 1889. Pero eso no quiere decir que se desentendieran de las cataratas. Desde 1890 hay un puesto para hacer fotografías de la cascada, así como una iluminación especial. Esto permite poder disfrutar de las cataratas para todo tipo de escenas, de ahí que no falten enamorados haciéndose fotos y cada verano son muchas las escuelas que van hasta allí a disfrutar de un día de picnic y aprendizaje en la naturaleza.

El agua cae a lo largo de una cornisa de piedra caliza y arenisca junto al Minnehaha Creek, un canal de 35 kilómetros que fluye desde el lago Minnetonka pasando por el sur de Mineápolis en su camino hacia el río Misisipi. Una vez se congela, el espectáculo no se limita al mirador centenario, sino también por dentro.

Aunque está prohibido, muchos se arriesgan a las multas de la policía con tal de ver el hueco que ha dejado la erosión del agua en verano tras la cascada, formando una pequeña cueva tras el agua, propia de las novelas de aventuras y misterio. Han sido 12.000 años de erosión, pues se formaron tras drenarse el glaciar del lago Agassiz.

Una excursión única, más si tenemos en cuenta que en ningún momento tenemos que desplazarnos de Mineápolis y a la que se llega tranquilamente en tren ligero (la parada se llama Minnehana Park). Claro que, además de abrigados, tendremos que cruzar los dedos, que no es plan de que nos toque un día en el que, como el 21 de enero de 1888, el termómetro alcance los -41 ºC y no se pueda pasear...

Más información:
Turismo de Mineápolis
Minnehaha Falls Regional Park

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