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LA PLAYA MÁS HERMOSA DE LAS ISLAS OGASAWARA

Minamijima, el paraíso deshabitado del Pacífico japonés

Una minúscula isla deshabitada del archipiélago de Hahajima, en el Pacífico, posee la que para muchos es la playa más hermosa de Japón. Con un gran arco de piedra que hace las veces de entrada al océano, su arenal es perfecto, rodeado de vegetación.

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Uno de los archipiélagos más complejos de catalogar es el de las islas Ogasawara. Son más de 30 y se extienden por el Pacífico Norte en una gran área de miles de kilómetros cuadrados, con climas que oscilan entre el tropical y el subtropical, situándose la más cercana a Tokio a unos 1.000 kilómetros al sureste de la capital. Se subdivide en varios archipiélagos, aunque hay islas aisladas del resto que no se agrupan en ninguno de estos.

Uno de estos archipiélagos es el de Chichijima, a medio camino entre Japón y las islas Marianas. Está formado por seis islas, pero entre todas apenas llegan a los 38 kilómetros cuadrados de superficie. De estas, una de las más pequeñas es la Isla Sur, o también llamada de Minimijima. Son solo 0,34 km2 de roca, pero suficientes como para poder presumir de ser la que posee la playa más paradisíaca de todo el país.

No es una exageración. La belleza de su playa se puede comparar a las clásicas del Mediterráneo griego e italiano, donde las formaciones rocosas, fundidas con el azul turquesa y las formaciones graníticas erosionadas han querido, con la naturaleza como maestro escultor, crear paisajes de postal. De hecho, no falta ninguna de estas características, ya que es imposible no reparar en el gran arco de roca que preside el lugar.

Es como una doble entrada, ya que no es el arco lo único que separa el arenas del Pacífico profundo. La roca ha creado un pequeño estrecho que permite, a su vez, que el agua de un primer término se convierta en una pequeña piscina con forma de concha y aguas de un intenso turquesa. Después, el mar comienza a oscurecerse, hasta dar a un cobalto intenso tras pasar la arcada.

El contraste de colores es bellísimo, pues, además del juego de azules, hay que sumar el intenso blanco de la arena fina y un verde luminoso de la hierba que cubre la isla, enmarcando la playa en sí y tratando de colonizar también la roca, cuyos líquenes convierten en un manto a retales de colores marrones, naranjas y amarillos ocre. El resultado, la estampa más bella del Pacífico japonés.

Mantener este lugar como uno de los rincones más hermosos es más sencillo si tenemos en cuenta de que se trata de una isla deshabitada. Los apenas 2.500 habitantes del archipiélago de Chichijima se concentran en la isla principal, también llamada Isla del Padre. Es aquí donde hay que viajar en un primer lugar para luego acercarse en barco hasta la playa de Minamijima. Un paseo tranquilo y bucólico que solo se hace largo por las ganas de llegar cuanto antes a la misma.

La mejor forma de combinar excursiones y aprovechar bien el día es, antes o después de Minamijima, recorrer el sendero adaptado solo para caminantes de las playas del sur de la isla Padre. Se pasa por cuatro playas, siendo la última, la de Jinny, la que se encuentre frente por frente con nuestro destino. Es el mejor sitio para coger un pequeño bote.

Llegar a Chichijima no es sencillo. Hay que tomar un barco en el puerto tokiota de Takeshiba. De allí sale a diario un ferry a las 10 de la mañana que tarda 25 horas y media en atracar en el puerto de Futami, el principal del archipiélago. Luego, el mismo buque seguirá hasta otras islas de Ogasawara (en total, estará navegando seis días, con dos noches atracado). No hay aeropuerto, por lo que la opción aérea está descartada.

Más información:
Turismo de Ogasawara

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