PARAÍSO DE AGUAS TURQUESAS, VOLCANES Y SELVAS TROPICALES
Martinica, una joya del Caribe
Martinica es uno de los destinos más encantadores del Caribe. Una isla francesa en su gastronomía, con ritmo y ganas de vivir, en la que vas a poder encontrar desde la moda parisina más lujosa, hasta la famosa porcelana de Limoges.
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Bella y exuberante, Martinica cuenta con paisajes impresionantes, playas de arena blanca, aguas cristalinas y bosques lluviosos tropicales. El volcán Mont Pelée, todavía en activo, con sus 1.397 metros de altura, se yergue imponente sobre la ciudad portuaria de St-Pierre, su entrada marítima.
La isla cuenta con tres zonas costeras: Le Diamant y Trois-Ilets, al oeste, y Sainte-Anne, al este, todas bañadas por las aguas del Caribe y fundamentales para los que buscan sol y playa. No faltan extravagantes sitios históricos que complementan el estilo europeo y la belleza del Caribe. En Martinica encontrarás croissants y palmeras, moda y flores exuberantes, naturaleza y aguas termales, ruinas y monumentos. Una isla que debe su nombre a Cristóbal Colón, quien la conquistó en 1502, y que hoy es territorio francés, y forma parte de la Unión Europea.
Martinica siempre ha sido territorio galo, con algunas interrupciones. Un destino ideal para parejas que ofrece hermosas playas, buena comida y una gran variedad de alojamientos. La isla vive del turismo y del cultivo de plátano, caña de crianza, y del negocio del ron, de hecho, sus muchos y pequeños museos, se centran en curiosidades sobre el cultivo de plátano y la antigua civilización de la isla.
Pero Martinica ofrece sobre todo vida salvaje, especialmente experiencias únicas a los amantes del senderismo y del trekking, y a los que les gusta descubrir el mundo a lomos de un caballo. Si algo no te va a faltar en la isla son aventuras guiadas entre laderas empinadas y vegetación exuberantes. Un paraíso también para windsurfistas y surfistas especialmente si te gustan los desafíos, y para practicar kitesurf, buceo, esquí acuático, o kayak.
La capital, Fort-de-France, es una pequeña ciudad con mucho encanto, de estilo colonial, con preciosas calles estrechas, repletas de galerías y tiendas de moda. En el Parque Savane lleno de flores merece la pena detenerse, y en la singular Biblioteca Schoelcher, una construcción románica destinada a la exposición de Paris de 1889 y que se reconstruyo en Martinica.
La torre de la catedral de Saint-Louis, de 1895, tiene un campanario de estilo romano, órganos de tubos y en la capilla mayor, las tumbas de varios gobernadores.
En Pointe du Bout, se ubican los mejores hoteles y campos de golf, además de tiendas y locales de vida nocturna.
Pero si lo tuyo es descubrir nuevos paisajes y nuevas culturas, nada como viajar hacia el norte. A una hora en coche de la capital se encuentra St. Pierre, conocido hasta 1902 como el París de las Indias Occidentales. Una ciudad con una trágica historia, ya que sufrió uno de los peores desastres naturales del siglo XX cuando el Mont Pelée entró en erupción y la destruyó, junto a sus 30.000 residentes, en tan solo tres minutos. En el Museo de Vulcanología se pueden ver los efectos de aquella erupción y conocer mucho más acerca de la actividad volcánica de la isla.
Varias rutas te permiten explorar los conos de las erupciones de1902 y de 1929. También puedes iniciar el ascenso a la cumbre por la parte delantera del volcán, con vistas al Caribe, la ciudad de Saint-Pierre y la costa. O por la vertiente norte, donde el paisaje cambia por plantaciones de plátano, selva tropical y vastas áreas barridas por el viento.
También son muy pintorescos los pueblos pesqueros como Carbet, donde vivió el pintor francés Paul Gauguin una temporada. Elijas la ruta que elijas, no dejes de visitar alguna de las destilerías de ron fino de Martinica. Hay 10 en total, y la isla cuenta con la denominación oficial de Francia para la producción de ron agrícola, un sello como el de coñac o el de Champagne. O, mejor aún, apúntate a La Route des rhums, La Ruta de los rones. Un recorrido auto guiado que te permitirá conocer las 10 destilerías de la isla, que ofrecen excursiones interesantes y degustaciones gratuitas. Y es que Martinica es conocida también como 'la capital del ron del mundo' por sus habitantes.
Entre el mar y el sol, Martinica es un tesoro único, un paraíso natural con agua, montañas, jardines y bosques. Descubre su diversidad, su patrimonio y su toque francés. Un destino de paisajes idílicos y exuberantes que no te puedes perder en tus próximas vacaciones.
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