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América Norte

Las joyas culturales del Museo Aga Khan en Toronto

Muestra la creatividad y los logros de las civilizaciones musulmanas

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Ha sido precisamente en Canadá, en Toronto, donde se ha establecido el mayor centro de arte islámico de América del Norte. El Aga Khan, un rey sin reino físico pero que tiene millones de súbditos ya que es el líder espiritual de los musulmanes chiitas ismaelitas, ha creado este complejo arquitectónico con el objetivo de proporcionar a sus visitantes una amplia visión de las religiones, etnias, lenguas y diversidad social del mundo islámico durante diferentes épocas. Situado en un entorno privilegiado, junto al Centro Ismaelita diseñado por el arquitecto Charles Correa y un parque ajardinado obra del paisajista Vladimir Djurovic. El arquitecto japonés Fumihiko Maki es el artífice del edificio del museo, concebido como una construcción compacta, lineal, contemporánea aunque incorpora elementos emblemáticos de la arquitectura islámica, en el que la luz tiene un papel primordial según las diferentes horas del día y la estación. Su interior está dividido en una parte en la que se exhiben objetos de su colección y otras en las que se llevarán a cabo exposiciones temporales y permanentes además de programas educativos. Expone más de un millar de objetos que muestran la creatividad y los logros de las civilizaciones musulmanas a través de más de 11 siglos y a lo largo de territorios que van desde España a China. Orfebrería, cerámicas, textiles, instrumentos musicales, manuscritos, textos médicos… un sinfín de piezas de un valor incalculable y una belleza extraordinaria. Objetos sorprendentes como los restos del naufragio del Belitung, en el siglo IX, uno de los vestigios más antiguos que confirman la existencia de un comercio fluido entre el mundo islámico y el resto del mundo. Incluye, además, varios manuscritos del Corán que nos dan idea de la variedad de la escritura y los estilos decorativos que se desarrollaron en la cultura musulmana. Pero sin duda uno de sus objetos mas destacados es lo que se llamaba “un buscador de estrellas”, un astrolabio del siglo XIV de Toledo, inicialmente destinado a determinar la dirección a la Meca y las horas para las oraciones. Posteriormente este singular aparato fue utilizado en navegación tanto por musulmanes, cristianos y judíos y su uso se extendió desde la península ibérica al continente europeo. El Aga Khan IV, de nacionalidad británica aunque reside en Francia, desarrolla además una labor de mecenas potenciando el arte de los artistas contemporáneos musulmanes por todo el mundo. Tiene la esperanza de que este museo se convierta en un centro de educación y aprendizaje que potencie el entendimiento mutuo y la tolerancia.

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