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Europa

Las islas Feroe, un destino de cuento

Entre Escocia e Islandia, son un paraíso para los amantes de la naturaleza

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Se encuentran en medio del Océano Atlántico, situadas al norte, y son desconocidas para muchos pero las islas Feroe son una auténtica maravilla de la naturaleza. A ellas se pueden llegar a través de vuelos directos con salida desde Dinamarca, Noruega, Islandia, Inglaterra o incluso Barcelona, o bien en ferry, la opción más lenta y que más horas requiere. Nada más llegar a cualquiera de sus ciudades o pueblos, se advierte una estampa común: las casas tienen tejados cubiertos de hierba, lo que permite a sus habitantes resguardarse del clima tan extremo provocado por la fuerte humedad y el viento. Por este motivo tan sencillo, es posible adivinar la época en la que está hecha una fotografía tan solo observando los tejados de las casas, cuyo color varía desde el marrón al blanco y hasta el verde de la primavera y el verano. Las islas Feroe cuentan con costas muy escarpadas, erosionadas por el viento y las olas, que han formado poco a poco acantilados de vértigo que dan una impresión a las islas de parajes desconocidos, como si se tratara de un mundo perdido que acaba de ser descubierto. Pero lo cierto es que no son desconocidas –aunque sí para muchos todavía- y son una región autónoma dentro de Dinamarca. El archipiélago de las Feroe está formado por numerosas islas de varios tamaños que a veces, dependiendo del clima, quedan ocultas bajo una espesa niebla que solo es capaz de levantar el fuerte viento que a veces mece las mareas. Cualquiera de sus paisajes es tremendamente fotogénico y queda bien en cualquier postal, por lo que resulta un destino único para los amantes de la fotografía. Son un total de 18 islas, separadas por fiordos y estrechos en los que el mar tiene vía libre y su capital es Tórshavn. Para que aquellos que no las conozcan se lleguen a hacer una idea, la superficie total de todas ellas sumada es de unos 1.4000 kilómetros cuadrados. Son un paraíso natural, en el que para preservar su propia fauna no permiten la entrada de mascotas –ni siquiera perros o gatos- para estancias inferiores a tres meses. Su formación fue muy peculiar, ya que están hechas de capas de basalto volcánico y una buena forma de observarlas y conocer toda su estructura es realizar un paseo en barco a su alrededor, sobre todo cerca de la isla de Sandoy y los acantilados de Skúvoy. Hay excursiones en las que se pueden ver ballenas, aves de todo tipo y admirar la increíble fauna y flora con la que cuentan. La iglesia más antigua de las islas es la de San Olav, situada en Kirkjubour, que data del siglo XII, lugar en el que también se encuentran las ruinas de la Catedral de Magnus. La capital de las islas, Tórshavn, cuenta con varios museos, el de Arte, el Histórico y el de Historia Natural, perfectos para conocer todos los destalles de la historia del archipiélago. Lo único necesario para visitar las islas Feroe es un billete de ida y vuelta, una maleta con lo necesario y una cámara fotográfica que capte todos los paisajes increíbles que verás en ellas. Imágenes: Visit Feroe Islands

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