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Europa

La isla de Brac, una parte del paraíso en Croacia

Una de las mil islas repartidas por el mar Adriático que forman el país.

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Croacia es, para algunos viajeros, la gran desconocida de Europa. Pero aquellos que se animan a descubrir este país europeo con esencia mediterránea y formado por más de mil islas situadas frente a la costa del mar Adriático, no hacen sino sorprenderse y enamorarse de él. Croacia es muy versátil, con amplios parajes naturales y una historia que hace girar la mirada hacia tiempos remotos. El país entero desprende inspiración y el intenso azul de su costa cautiva y encandila. Entre todas esas islas, destaca una: la isla de Brac, una verdadera porción de paraíso. Es conocida también con el nombre de Brazza o Braĝ y es una de las más interesantes del Adriático. La isla de Brac está cubierta de viñedos y en ella se respira el aroma de los olivos y pinos que recorren todo su paisaje. Se encuentra al lado de la famosa isla de Hvar, mucho más turística y explotada, y es una de las cincuenta islas habitadas con las que cuenta el país, además de una de las más grandes. Su estampa más famosa es la de su playa en forma de cuerno, la playa de Zlatni Rat, en la localidad de Bol, de increíble belleza y que invita a perderse entre su arena dorada y sus aguas cristalinas, sin prisa ni horarios. Su forma varía según las mareas y puede llegar a adentrarse en el mar hasta 500 metros, por lo que al pasear por ella a muchos les da la sensación de estar caminando sobre un puente sobre el mar. En Bol también hay un bonito palacio cerca del puerto que data del siglo XV, además de una amplia oferta hotelera y de restaurantes. En Brac está el punto más alto de todas las islas, Vidova Gora, desde el que se tienen unas magníficas vistas del entorno y la mirada alcanza a definir en el horizonte a sus homólogas. Supetar es el pueblo más importante de la isla, muy característico por sus palmeras y barcos de colores pintorescos, y desde él se coge el ferry que conecta con una alta frecuencia Brac con Split, ciudad situada en el continente Europeo. Pero, si hay algo que que habría que destacar por encima de todo de la isla de Brac, es que de esta isla se saca la piedra blanca que se ha utilizado para construir edificios tan emblemáticos como la mismísima Casa Blanca. Una piedra pura, deslumbrante por su blancura y que también es la carta de presentación del Palacio Diocleciano de Split. Ya los romanos la utilizaron para construir anfiteatros, monumentos y tumbas y a lo largo de la isla hay varias canteras. La Costa de Dalmacia guarda esta isla como uno de sus grandes tesoros y su riqueza se traduce también en una gastronomía repleta de productos típicos mediterráneos como los higos, el vino y el aguardiente. Ingredientes perfectos para amenizar una cena en alguno de sus restaurantes frente al mar o disfrutar de la brisa marina en las terrazas de sus encantadoras ciudades. Y para los amantes de la naturaleza, y también de la fotografía, el relieve de piedra caliza está repleto de barrancos, grietas, valles y calas muy íntimas. Durante el verano, desde junio y hasta el mes de septiembre, tiene lugar el Festival de Verano que aglutina conciertos de música popular y también clásica, una buena opción para visitar la isla en esta época.

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