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SEÑA DE IDENTIDAD LUSITANA

El legado vivo del azulejo portugués

Ningún país ha sabido crear tanto y tan buen arte con azulejos como Portugal. El país vecino lleva desde el siglo XVI produciéndolos con sus característicos colores azul y blanco, creando una escuela y un legado que se venera en el Museo Nacional del Azulejo de Lisboa.

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No hay ningún otro elemento decorativo que sea más característico de Portugal que sus azulejos azules y blancos cubriendo grandes paredes, tanto exteriores como interiores, y creando mosaicos y dibujos de una maestría y una calidad impresionanes. Estos forman parte del legado artístico e histórico del país vecino, una tradición que, aunque nació en Arabia y fueron los musulmanes quienes la trajeron a raíz de la conquista de la Península, fue rápidamente adaptada por los lusitanos.

Así, ya en el siglo XV se empezaron a usar para decorar los suelos y las paredes de castillos, aunque fue un siglo más tarde cuando comenzó la producción de azulejos en Portugal. Esta industria se ha mantenido desde entonces entre las más importantes del país; y aún hoy se sigue exportando al mundo entero. En el siglo XVIII, los azulejos ya se habían convertido en uno de los principales elementos decorativos en cualquier rincón: iglesias, conventos, palacios, casas, jardines, escalinatas, fuentes... convirtiendo al país vecino en todo un museo vivo de la azulejería.

Por todo Portugal hay interesantísimo ejemplos de cómo se ha desarrollado hasta la maestría el arte de la azulejería. En Lisboa, por ejemplo, todas las estaciones del metro están revestidas de azulejos con obras de artistas como Vieira da Silva o Júlio Pomar. Fue una idea que nació en la capital lusa y que pronto traspasó fronteras hasta llegar a los metros de algunas de las ciudades más cosmopolitas del mundo como París, Bruselas, Moscú, Budapest o Sidney.

Pero no es un elemento relacionado solo con el suburbano, sino también con los trenes tradicionales. Prácticamente todas las estaciones de Portugal están alicatadas de mosaicos y dibujos en azulejos. Destaca la de São Bento, en Oporto, construida a principios del siglo XX sobre los restos del antiguo convento de San Bento del Ave María. Situada en el centro de la ciudad, su atrio está revestido con 20.000 azulejos con representaciones históricas del pintor Jorge Colaço.

En Aveiro, por su parte, los azulejos fueron empleados para decorar los edificios modernistas del centro de la ciudad. Igualmente, en Sintra, el Palacio da Vila permite apreciar el alto desarrollo altístico en la aplicación de este bello arte. También en el terreno religioso. La iglesia de San Lorenzo, en Almancil, es un ejemplo de referencia del revestimiento total (paredes y techo) con azulejos, lo que lo convierte en un punto de visita obligatoria del patrimonio histórico del Algarve.

No hace falta recorrerse toda Portugal (aunque no sería un plan nada desdeñable) para conocer los secretos e hitos de la cultura del azulejo. Basta ir a Lisboa. Allí se encuentra el Museo Nacional del Azulejo, visita obligada para conocer toda la historia y evolución de este tradicional arte portugués desde sus comienzos hasta nuestros días. Posee una magnífica colección, con piezas desde el siglo XV hasta la actualidad, en la que destacan el 'Panel de Nuestra Señora de la Vida' (1580); paneles con escenas de caza de 1680; la 'Lección de Danza' (1707); los revestimientos de la capilla de San Antonio (del siglo XVIII); la 'Vista Panorámica de Lisboa' de 1755 y la 'Historia del Sombrerero' (1800). Allí también veremos cómo también en el siglo XXI se está trabajando en azulejos por parte de las nuevas generaciones de artistas.

Situado en el número 4 de la rua da Madre de Deus, está abierto de miércoles a domingos de 10 a 18 h. (entradas hasta las 17.30 h.). La entrada normal cuesta 5 €, aunque hay combinadas en circuitos con otros monumentos y lugares de interés de Lisboa, así como descuentos a estudiantes, jóvenes y mayores de 65 años. Eso sí, el primer domingo de cada mes es gratuito. Algunas exposiciones temporales, como la actual 'El agua en el azulejo portugués del siglo XVIII', tienen precios especiales si se quiere visitar con guía.

La visita merecerá la pena, pues es como ir a una pinacoteca pero cambiando los lienzos por maravillosos azulejos.

Más información: 
Turismo de Portugal
Museo Nacional del Azulejo

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