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Europa

Guía para no perderse en los mercadillos de Colonia

La ciudad alemana se llena de tantos mercadillos que es importante saber cuáles son los imprescindibles para evitar colas.

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No se puede entender la Navidad en Alemania sin la omnipresente presencia de mercadillos en las principales plazas. Pero si es una costumbre extendida en todo el país, es en la región de Renania del Norte-Westfalia donde cobra más importancia y en la que la tradición está más arraigada, de ahí que sean pocos los que, teniendo la oportunidad, deciden no acudir a Colonia durante diciembre y pasear por ellos, con la escusa de alguna compra o solo por probar alguna de las delicias típicas. La cuarta ciudad de Alemania es el centro de la Navidad del país. Y es que no falta un mercadillo prácticamente en cada esquina, pues a los principales del casco histórico hay que sumar los que se encuentran en los diferentes barrios y distritos, así como los que se improvisan durante los fines de semana en calles de comercios alternativos, que le dan un toque alternativo, con la venta de productos solidarios o pasteles caseros realizados en las cocinas de los propietarios de las tiendas. Lo que no falta en ninguno es el Glühwein, la bebida estrella de los mercadillos, una mezcla de vino tinto con especias que se toma caliente en tazas de 20 cl. que, si se quiere, uno puede llevarse y coleccionar (lo habitual es que se vendan con un plus de recargo que se devuelve cuando se trae la taza de vuelta a la barra del puesto, pero si no la quieres devolver, como la has pagado, te la quedas sin problema). Lo mismo ocurre con otra bebida de esta época: el ponche de huevo, que gana terreno al chocolate caliente, que aquí es más un cacao que un chocolate a la taza espero. El mercadillo principal es el que se encuentra junto a la Catedral, de color rojo y con un Papa Noel en la puerta dando la bienvenida. Es, quizás, el más turístico y en el que menos alemanes hay. Con más de 100 puestos, es posible comprar desde las típicas galletas de espéculos a salchichas, pasando por todo tipo de artesanías, tanto en madera como en fieltro. Siempre está hasta la bandera, por lo que quizás no es el mejor lugar para ir en plan grupo o con niños. Para los pequeños, el mejor es el Markt der Heinzel, que está a cinco minutos andando y que se ha dedicado a los duendecillos. Aquí todo es fantasía y decorado con reminiscencias a los cuentos. No faltan los puestos de comida, bebida y artesanía, pero también hay una noria y juegos en los que disfrutar en familia. Además, puestos de gofres, de pastel de patata e incluso bocadillos de mil embutidos alemanes diferentes. Más moderno, pensado para jóvenes y treinteañeros, es el del Barrio de Bruselas, en los que los puestos son algo más gourmets, con algunos dedicados a los quesos o a las mostazas y en donde no falta la música en directo en un escenario por el que van pasando diferentes artistas a lo largo del día. Aunque también insólito es el Christmas Avenue, el mercado navideño gay-lésbico de Colonia, situado entre la Sparkasse y la Westgate, en la plaza Rudolf, con variedades y espectáculos. Aunque este año tiene un perfil menos gay y más clásico, con amplias zonas para beber el Glühwein y muchos puestos de dulces y frutas bañadas en chocolate. Perderse es imposible. Disfrutar, muy fácil. Colonia vive por y para la Navidad y sus mercadillos en diciembre.

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