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Europa

Colliure, la última ciudad de Machado

Situada en una bahía al sur de Francia, esta localidad ha sido retratada por pintores como Matisse o Chagall

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En la época de los fenicios, romanos y griegos, Colliure ya era un puerto muy codiciado por navegantes y, en el año 673, el rey visigodo Wamba ocupó la zona y la bautizó con el nombre de Caucoliberis. Era un destino comercial que más tarde, en el 981, los Reyes de Mallorca convirtieron la localidad en su residencia de verano, donde pasaban la época más calurosa año tras año. Tras el descubrimiento de América, la actividad del puerto disminuyó considerablemente y durante tres décadas fue ocupado por los franceses bajo el reinado de Luis XI. Colliure pertenece actualmente al departamento francés de los Pirineos Orientales y está situado en la histórica región de Languedoc-Rosellón. Esta pequeña localidad ha sido inmortalizada por grandes pintores como Matisse, Chagall, Marquet y Derain, quienes se alojaron en la ciudad durante tiempo para capturar así su esencia más pura. Porque Colliure son casas de colores ubicadas alrededor de un puerto pesquero que, además de ser bañado por las suaves olas, brilla bajo una luz especial que deslumbra a todo aquel que lo contemple. Pero también Colliure ha sido retratada a través de palabras por grandes escritores, como el novelista Patrick O’Brian, quien vivió en la ciudad desde 1949 hasta su muerte y el mismísimo Antonio Machado, quien también murió en la ciudad y se encuentra enterrado en su cementerio. Colliure fue la última localidad que acogió a Machado en el exilio y esto, entre otras tantas cosas, le otorga un carácter cuanto menos intrigante. Una vez que se han contemplado sus aguas cristalinas, Colliure ofrece mucho que ver. O, mejor dicho, mucho que conocer paseo a paseo, ruta a ruta. El Moré es el antiguo barrio donde vivían los pescadores y está formado por callejuelas estrechas y serpenteantes. El Palacio Real fue construido por los condes de Barcelona y los reyes de Aragón y fue durante casi un siglo la residencia de verano de los reyes de Mallorca. A día de hoy, en él se celebran festivales de teatro, exposiciones e incluso ferias de antigüedades. La iglesia de Saint Vincent fue construida sobre una roca en el año 1701 y contrasta con la iglesia de Nuestra Señora de los Ýngeles, más austera pero con un interior que es un verdadero tesoro artístico y arquitectónico. Aunque, si hay una construcción que marca e identifica la silueta de Colliure es la torre del campanario, construida por etapas, que datan del siglo XIII y también del XV y del XIV. En un primer lugar la torre sirvió como faro y  luego se convirtió en una cárcel, para más tarde ser unida a la iglesia y coronada por la cúpula rosa que tiene en la actualidad. El molino que se puede ver en la ciudad, es uno de los más antiguos de la región del Rosellón, ya que se construyó en el año 1337 y, aunque inicialmente en él se molía grano, posteriormente cuando fue restaurado en 2001 se transformó en un molino de aceite. En su Museo de Arte Moderno se pueden admirar también las obras de artistas como Picasso, Derain, Dufy o Marquet. Y, para terminar la jornada de turismo, es bueno degustar alguno de sus productos típicos, siempre regados con un buen vino de la zona y culminados por el postre típico, un pastel seco con almendras o pequeños trozos de chocolate. Colliure es una localidad encantadora, con esencia mediterránea y un pasado, presente y futuro muy artísticos. Fotos: Collioure Tourism - Philippe Mahé

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