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TRAS LOS PASOS DE LOS JESUITAS

Chiquitos, la llanura de las Misiones

Esta región boliviana conserva buena parte de las infraestructuras e iglesias que levantaron jesuitas españoles durante el siglo XVII, hoy Patrimonio de la Humanidad.

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La extensa llanura de Chiquitos abarca una gran región entre el Amazonas y el Gran Chaco, en el centro de América del Sur. Con un clima templado, a pesar de encontrarse en zona tropical, hoy abarca gran parte de Bolivia, Paraguay y Brasil; siendo, por su complicada localización, una de las últimas zonas en ser asimiladas por la conquista española y portuguesa de Hispanoamérica.

En lo que hoy se encuentra el departamento boliviano de Santa Cruz, la colonización se traduce en una serie de misiones jesuíticas cuyos vestigios se han convertido en todo un reclamo turístico. La buena conservación de las iglesias e infraestructuras que allí levantaron los monjes con el objetivo de evangelizar a los pueblos indígenas se traduce en todo un viaje al pasado, siendo el mejor modo de comprender la labor de estos religiosos en la zona.

Aunque la orden de Ignacio de Loyola ya empezó su labor siglos antes, no fue hasta finales del XVII cuando comenzaron a fundar misiones en Chiquitos, las primeras de la actual Bolivia. Se comenzó con la de San Francisco Javier, en 16911, por fray José de Arce. Luego le siguieron las de San Rafael, San José, San Juan Bautista... y así hasta la de Santo Corazón, en 1760. Un siglo de evangelización para el cual se levantaron iglesias de arquitectura colonial mezclada con estilos barrocos, en cuyo interior sonaba música de la época y renacentista que aún hoy se sigue interpretando (es famoso el Festival de Música Renacentista y Barroca de Chiquitos).

Una ruta por estas misiones, declaradas en 1990 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una de las escapadas históricas más interesantes en Sudamérica, especialmente para los interesados en el periodo del siglo XVIII. Así, se puede observar cómo cada una de ellas tenía una distribución y una construcción muy similar entre sí, siendo la de San Francisco Javier la que hacía las veces de modelo, con una plaza central, una iglesia de gran tamaño con varias naves y techo abovedado, cementerio, escuela, talleres y viviendas.

Actualmente se pueden realizar excursiones de todo tipo de duraciones, incluso de apenas dos días y una noche. Esta, por ejemplo, se centra en San Javier y Concepción, visitando los principales Museos Misionales e incluso un criadero de Búfalos en una zona volcánica, además de las plantaciones de orquídeas de la región (durante el mes de octubre, se celebra en Concepción el Festival de esta flor). Eso si queremos abandonar San Javier, pues cada rincón de la misión es toda una maravilla, con su campanario en pie, sobre cuatro grandes pilotes de madera, las columnas retorcidas por todo el atrio central, las volutas y decoraciones de cada dintel... por lo hablar de su iglesia, de un barroquismo colonial impresionante, en tonos claros.

El viaje hasta aquí es también muy interesante. San Javier se encuentra a 230 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y el camino atraviesa pequeños pueblos y varios afluentes del Amazonas. El paisaje está lleno de lomas, bosques de cusi (palmeras que sólo crecen en territorios amazónicos) y vacas. Esto último se explica en tanto que estamos en una zona de industria lechera, con una producción de 5.000 litros diarios para elaborar queso, yogur y mantequilla, lo que redunda en una importante tradición de dulces (que se hacen con harina de trigo y maíz; así como plátano y yuca).

Toda una aventura que, además de su cariz histórico-arqueológico, permite acercarse a una tradición gastronómica, paisajística y cultural, única.

 

Más información:

Turismo de Bolivia
Misional Tours

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