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PARAÍSO NATURAL INHABITADO

Chelbacheb, las islas con forma de hongo

Situadas en el pequeño país de Palaos, este conjunto de islas deshabitadas forman uno de los espectaculos naturales más impresionantes y únicos del planeta. Están formadas gracias a sedimentos coralinos y el viento las ha modelado con forma esférica.

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Si hay un lugar del mundo en el que sea fácil encontrar una zona completamente virgen, ese es el Pacífico Sur. Ya sean en Polinesia, Micronesia o Melanesia, no faltan islotes e islas minúsculas en las que jamás un hombre ha puesto un pie, y mucho menos haber creado un hogar. Algunas, además, pueden presumir de haber estado pobladas y, más tarde, haberse convertido en lugares fantasma, a merced de una impresionante naturaleza. Es el caso de las islas Chelbacheb, en el desconocido Estado de Palaos, una república de la Micronesia.

Formado por más de doscientas islas de roca caliza, el archipiélago tiene su origen en una barrera de coral. Sus islas emergieron sobre la superficie gracias a una intensa actividad volcánica. Primero, agua. Luego, fuego. Le llega el turno al viento, el mismo que se encargó de moldearlas creando unos perfiles que le han permitido ser el protagonista de numerosos posters y fotografías de paraísos tropicales. Y es que las Chelbacheb, a las que también se las conoce como las 'islas roca', parecen auténticos hongos de vegetación en medio del agua. Para algunos, es como estar dentro de un videojuego o de un escenario de película. Y si a eso le sumamos que ninguna cuenta con asentamientos humanos...

Sin embargo, no siempre fue así. Las lagunas de aguas color turquesa y arrecifes coralinos fueron, en su día, el lugar de pesca de los habitantes de estas islas. Los mismos que disfrutaban de unas playas espectaculares que, eso sí, nos han llegado intactas a nuestros días, lo que permitió que se declara la zona Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2012. Claro que los asentamientos humanos aquí datan de hace más de tres mil años, como atestigua el arte rupestre de las cuevas encontradas, vestigios de enterramientos, restos de murallas... Se calcula que el abandono completo del territorio fue a lo largo del siglo XVIII de nuestra era, cuando se trasladó a islas más grandes de la región.

Las islas Chelbacheb albergan la mayor concentración de lagos marinos del planeta, conformando un bello paisaje de masas de agua separadas del océano por barreras naturales. Esto ha permitido la formación de un complejo sistema de arrecifes que cobijan casi 400 especies diferentes de corales y más de 700 especies de peces (entre ellos, 13 variedades diferentes de tiburones y mantarrayas, siete especies de almejas gigantes y los nautilos endémicos de estas islas), a los que se suman, en tierra firme, un ran número de plantas y aves endémicas y en peligro de extinción. Además, en los lagos se han descubierto cinco nuevas subespecies de medusas. Todo un espectáculo para los científicos y para los aficionados a la fauna más exótica.

No es fácil llegar hasta Palaos. Es necesario hacer parada previa en Polinesia, Australia o Nueva Zelanda. Posteriormente, como ocurre en todo el Pacífico Sur, hay que tomar diferentes barcos para moverse por las islas. Un camino que merece la pena cuando llegamos al destino, cuando nos damos cuenta de que tenemos ante nosotros un espectáculo único que muy pocos podrán ver en su vida. Ese es el mayor premio. Y las Chelbacheb lo valen.

Más información:
Turismo de Palaos

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