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América Sur

Caño Cristales, el río rojo de la selva colombiana

Rodeado de vegetación, el también conocido como río de los cinco colores se muestra virgen al turista amante del senderismo.

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A Caño Cristales se le conoce como el río de los cinco colores, pero es por su tonalidad roja por la que causa admiración. Como ocurre en algunas playas asiáticas, la presencia de algas es la causante de que parezca que el agua se ha teñido de ese color. Pero aunque las rojas son las predominantes, no quiere decir que sean las únicas. De hecho, el nombre no es casualidad, ya que, según dónde miremos, tendremos la sensación de estar frente a un río rojo, amarillo, verde, azul o negro. Está ubicado en la sierra de la Macarena, en el interior de Colombia. No llega a los 100 km de longitud, ni tampoco sobrepasa los 20 metros de ancho, pero su visión es única, cuajado de rápidos, cascadas, correones y pequeñas piscinas naturales. Rico en corales y algas, en sus aguas no hay peces (según los expertos, debido a su escasez de materiales de arrastre y sedimentación) pero sus alrededores son ricos en fauna. La Macarena puede presumir de ser el hogar de unas 420 especies de aves, diez especies de anfibios, 43 especies de reptiles y ocho de primates. Aquellos que quieran visitarlo tienen que tener en cuenta que se trata de un rincón de turismo ecológico, por lo que las normas son bastante estrictas. Por ejemplo, está prohibido el uso de repelentes y cremas solares, lo que obliga, además de un buen calzado (recomiendan bota de caña alta) e impermeable, a vestir una camiseta fresca de manga larga (hace mucho calor y hay mosquitos) y pantalón largo. Es decir, nada de vaqueros ni chanclas. También está prohibido portar bebidas alcohólicas. La zona es prácticamente virgen, de ahí que no haya senderos turísticos. A partir de la entrada de Caño Cristales, exactamente el punto llamado La Finca de Don David, se empieza a caminar por caminos de arena, se suben rocas, se atraviesa el río... La caminata durará entre 2 y 6 horas, parando en rincones de ensueño como la Piscina del Turista, donde es posible el baño. No es necesaria una gran forma física, solo tener muchas ganas de disfrutar de un paisaje inolvidable.

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