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Europa

Bled, la única isla de Eslovenia

En medio de un lago alpino de aguas cristalinas

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Eslovenia es uno de los Estados más pequeños de Europa, sin embargo, esta característica no está para nada reñida con la belleza que encierra entre sus kilómetros cuadrados. Llanuras, ríos, lagos, los Alpes y el mar Adriático, el país cuenta con una biodiversidad única que invita a todos los viajeros que lo eligen como destino a disfrutar de sus bellos paisajes y, por supuesto, también de sus pintorescos pueblos. La población de Bled se encuentra situada a orillas del lago que lleva el mismo nombre y enclavada a los pies de los Alpes Julianos. A principios del siglo XX sus balnearios atraían a gran parte de la aristocracia europea y aún hoy se sigue respirando en ella un ambiente de paz y tranquilidad único. Recorriendo una escasa distancia se llega a la frontera con Austria y son 50 kilómetros los que la separan de Liubliana, la capital del país. Su vista general es de auténtica postal y, entre pequeños edificios de piedra con tejados rojizos y una extensa vegetación, destaca una isla muy singular que acapara todas las miradas. El lago Bled, que llama la atención por sus aguas de color verde esmeralda de origen glaciar, tiene en su centro la llamada isla de Bled. En ella se erige la Iglesia de Santa María de la Asunción, a la que se puede acceder tras subir los 99 escalones que la separan del embarcadero. Existen leyendas para todos los gustos sobre la isla. Son muchos los que cuentan que cuando la campana se transportaba a la iglesia, la embarcación naufragó y esta se hundió en el lago. Y otros los que afirman que, debido a que los habitantes de la localidad tenían muy descuidada la iglesia, Dios les castigó con días y días de lluvia hasta que la iglesia, tras una inundación, se aisló en medio del lago. El Castillo de Bled es, sin duda alguna, la construcción más representativa de la ciudad. Su ubicación es impactante, se encuentra sobre un acantilado de más de 120 metros de altura sobre el lago Bled, desde donde se tienen unas increíbles vistas de los alrededores. En 1011, Enrique II cedió las tierras de Bled a los Obispos de Brixen y, a medida que pasaba el tiempo, a la construcción se le fueron añadiendo partes, de diferentes estilos. Durante la Edad Media, se edificaron más torres y a día de hoy cuenta con una estructura doble. La parte central está fortificada ya que era donde residían los señores, mientras que la parte exterior era la destinada a las habitaciones de los criados. En el año 1511, debido a un terremoto, el castillo quedó bastante dañado, por lo que tuvo que ser reconstruido. Adosada a él hay una capilla que se ubica donde, antiguamente, estaba un templo eslavo. En sus inicios era de estilo gótico y, tras el terremoto de 1509, se reconstruyó con un estilo barroco, aunque se conservaron algunos frescos y un retablo de madera de la Virgen María que ahora adorna el altar mayor. Los altares laterales pertenecen a finales del siglo XVII y rinden homenaje a San Sebastián, Santa Magdalena y Santa Ana, y la torre que guarda las campanas tiene 54 metros de altura. El barco pletna es una de las atracciones más características de Bled. Se trata de un barco de madera que tiene un fondo plano y va dirigido por un remero que, en pie, va impulsando la embarcación con dos remos. Hay numerosos barcos pletna que hacen recorridos por el lago para que los turistas disfruten del paisaje y de las increíbles vistas que se tienen desde el agua. Lo curioso es que el título de remero se transmite de generación en generación, ya que es una profesión muy respetada. Cada barco tiene capacidad para 20 personas y llevan un característico toldo de colores. En cuanto a la gastronomía, el pastel de crema conocido como Kremšnita es el dulce típico de la localidad. Son muy famosos los de la pastelería del Hotel Park, aunque existen numerosos establecimientos que los venden. Lleva una crema de vainilla, una crema batida y una capa crujiente hecha a base de mantequilla espolvoreada con azúcar glas. Cerca del centro de la ciudad, se puede visitar una granja de abejas, la Beehouse, donde se hacen talleres y se puede comprar miel artesanal. Y los amantes del deporte pueden jugar en su campo de golf. Bled es una localidad única en Europa, ¿te animas a descubrir todas sus tradiciones?.

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