Australia de costa a costa

Un trepidante viaje en tren. Una mirada fugaz a través de las ventanillas de un salvaje y a veces inhóspito paisaje, que atraviesa todo el continente australiano, de este a oeste, de punta a punta, de la modernidad de sus grandes urbes a las desmedidas extensiones sin colonizar. Un viaje como punto de unión de dos océanos, entre las localidades de Perth a Sidney y viceversa. Su origen se debe a la petición que hicieron las colonias de la zona oeste del país, bastante menos poblada que las del este, para integrarse en la Confederación de Australia. No solamente conecto dos zonas geográficas, sirvió de nexo de unión de esa amalgama formada por aborígenes, colonos y antiguos maleantes convictos enviados a estas tierra por la madre patria Inglaterra. Un proyecto de envergadura que se materializó en 1917 en el llamado Transcontinental Express, aunque menos cómodo que el actual ya que debido a los diferentes tipos de vía había que cambiar de tren varias veces. Problema que quedó solucionado en 1970 con una vía única y un solo tren, hecho reflejado en el logotipo del Indian Pacific: Un águila con sus alas extendidas. Un tren de líneas clásicas que intenta conjugar la estética de los trenes de antaño con la comodidad aunque eso ya depende del bolsillo de los viajeros ya que dispone de tres clases diferentes. La Platinum Service, la más lujosa con compartimentos espaciosos y servicio de habitaciones y la Gold Service con asientos que se transforman en camas. Ambas comparten el restaurante Queen Adelaide y el club Outback Explorer Lounge. Los de presupuesto más ajustado pero no menos ganas de disfrutar de esta experiencia disponen de asientos reclinables en la clase Red Service con su punto de reunión en el Gum Lounge y el Matilda Café. Durante 3 días y sus tres noches recorre la friolera distancia de 4352 kilómetros. Una curiosa forma de tomar constancia de la grandiosidad de Australia. Desde las azules aguas del océano Ýndico en Perth, atravesará kilómetros y kilómetros de desierto adentrándose en su curioso ecosistema, cruzará las montañas azules hasta Adelaida donde se puede continuar el viaje o quedarse varios días a conocer la ciudad, para finalizar en el Pacífico, en la cosmopolita y vital Sidney.