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“ESTE FILETE ESTÁ MÁS DURO QUE EL MARTILLO DE THOR”

Pesadilla en la cocina 2.0: cuando las inspecciones de sanidad se vuelven sociales

Al otro lado del charco, empieza a ser tendencia entre las administraciones locales publicar en la Red los datos de las inspecciones. ¿Es la presión social la mejor forma de evitar auténticas pesadillas en la cocina?

Alberto Chicote

Alberto Chicote Antena 3

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Según el centro de investigaciones Pew, están comenzando a incorporar esa valoración social en páginas de recomendaciones tipo Yelp, como si de un Chicote 2.0. se tratara.

Que tiemblen bares y tabernas, cantinas y restaurantes: Chicote vuelve a las andadas. El Indiana Jones de los fogones volverá muy pronto a adentrarse en las catacumbas de la hostelería al frente de 'Pesadilla en la cocina'. Solo el chef de los atuendos multicolor es capaz de rescatar los tesoros perdidos de un establecimiento antes de que llegue Sanidad y se lo encuentre en ruinas.

Entretanto, los clientes nos tendremos que organizar lo mejor posible para no acabar en urgencias por cortesía de un filete en mal estado. La mugre no es un ingrediente. En la masa, ni un secreto. Por eso antes de hacer una reserva nos pasamos un buen rato leyendo comentarios en páginas y aplicaciones como El Tenedor, Yelp o TripAdvisor.

En Estados Unidos, las autoridades sanitarias están yendo un paso más allá: en ciudades como San Francisco y Louisville, utilizan Yelp y las redes sociales para compartir los resultados que ha obtenido un restaurante en la inspección con la ciudadanía.

Decenas de gobiernos locales allende el Atlántico, según el prestigioso centro de investigaciones Pew, han encontrado en los canales online un altavoz inmejorable para transmitir al público sus advertencias cuando un local supone un riesgo para la salud pública. Además, publicar las negligencias de los establecimientos es también una forma de presionar a los dueños para que las subsanen cuanto antes.

Hay ciudades que, además, están analizando la información que comparten los usuarios en la red en busca de indicios; por ejemplo, varios tuiteros pregonando molestias estomacales tras haber comido cierto plato en cierto restaurante. De este modo, las autoridades sanitarias son capaces de detectar o incluso predecir problemas en el sector hostelero.

San Francisco fue uno de las primeras administraciones que decidieron compartir con los ciudadanos los resultados de la inspección de sanidad a través de internet. Lo hizo en 2005, en la web del consistorio, y ocho años después volvió a ser pionera al sumarse a la iniciativa de Yelp para mostrar las conclusiones sobre cada establecimiento en su ficha de la web de recomendaciones.

Alberto Chicote echando la bronca

Una prueba de que la medida está funcionando es que los propios restaurantes se están involucrando. En un primer momento, en la ficha de Yelp solo se consignaban las puntuaciones e incidencias de los locales, pero las autoridades sanitarias tuvieron que añadir también la fecha en que se corrigieron los problemas tras las quejas de los establecimientos que se estaban poniendo las pilas. Igual que Chicote: llega, señala y soluciona.

La Asociación Nacional de Restaurantes, una organización patronal que agrupa a numerosas empresas del sector hostelero estadounidense, admite en el informe publicado por Pew que sistemas como este promueven la transparencia y el acceso a la información por parte de los consumidores, pero también protesta porque los estándares de la inspección de sanidad difieren de una ciudad a otra. Los internautas, cuando visitan otros lugares, pueden no estar familiarizados con la terminología que se emplea, y esa confusión, a su juicio, perjudica a los establecimientos. “Un sistema justo es crucial para los restaurantes, que son en su mayoría pequeños negocios”, afirma el portavoz del grupo.

Por eso Yelp ha colaborado con los funcionarios de San Francisco y Nueva York para desarrollar las herramientas informáticas (de código abierto) que permitan a los departamentos de sanidad publicar los resultados de las inspecciones en cualquier página web que ofrezca recomendaciones (no solo la suya). Utilizando un 'software' común, todos lo hacen en el mismo formato.

Por el momento, son siete las localidades que se han sumado al programa de Yelp, aunque se cuentan por decenas las que publican las inspecciones en sus propias páginas web (a menudo, eso sí, poco accesibles y/o conocidas).

¿Llegará a España esta corriente ahora que tenemos portal de transparencia? ¿Veremos algún día en El Tenedor si un restaurante es una pesadilla? Todo se andará, seguro. De momento, seguiremos confiando en Alberto Chicote.

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