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ENTRE DISEÑO, LOS 64 BITS Y LOS NUEVOS CONECTORES, EL SERVICIO SE FRAGMENTA

Apple no quiere ser como Google, pero también se está fragmentando

Los de Cupertino hacen público un ultimatum para desarrolladores: en febrero todas las apps de su store deberán estar optimizadas para iOS7. Pero esta convergencia se queda sólo en el diseño.

Keynote de Apple para presentar el Iphone

Keynote de Apple para presentar el Iphone EFE

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Cuando hacia mitad de año Apple presentó iOS7 se vivieron un montón de reacciones. Muchos se quedaron en sus colores, el nuevo look de los iconos, las transiciones y animaciones... pero había mucho más. La cuestión es que el sistema operativo que lanzaba para sus dispositivos era muy Google, y no sólo por la línea de diseño tan separada de lo que había sido Apple en los últimos años.

La llegada de iOS7 al gran público tras el verano fue el caballo de Troya a un problema al que hasta ahora Apple no había tenido que hacer frente: la fragmentación. Porque con iOS7 se abría la puerta a la programación de aplicaciones a 64 bits, en lugar de los 32 habituales, se incluían ciertas funcionalidades con efecto 3D y se daba un salto de diseño. Todo eso junto propiciaba una clara división: los dispositivos más viejos de Apple no podían actualizarse y, además, sólo los lanzados este año estarán preparados para rendir a 64 bits cuando se generalice.

El movimiento de Apple tiene mucho sentido desde un punto de vista: lo que la obsolescencia tecnológica no ha hecho ya, ellos lo provocan. Es decir, si eres de los que sigue teniendo un iPhone 3G o un iPad de primera generación, estás a años luz de lo que iOS es ahora y, a la fuerza, querrás actualizarte... si es que tu dispositivo sigue funcionando adecuadamente. Eso en cuanto a los usuarios, pero la dualidad de formatos de programación afecta también a programadores, la dualidad de líneas de diseño afecta a los diseñadores y la multiplicidad de formatos (un nuevo iPhone, iPod y iPad al año) afecta a los usuarios.

Así las cosas, ahora Apple ha decidido acabar con uno de esos elementos de fragmentación: el 1 de febrero todas las apps deberán haber adecuado su diseño al entorno de iOS7, para dar coherencia al producto. Muy lógico que Apple, que en buena parte ha hecho marca gracias al diseño, empiece por ahí. Pero los problemas son mayores.

Actualmente coexisten dos sistemas operativos móviles, iOS6 para los dispositivos antiguos, e iOS7, con funcionalidades y características diferentes. Y, desde el año pasado, hay dos tipos de conectores y cargadores en el mercado, muchos de los cuales no han sido adecuadamente adaptados (los cables con la clavija antigua no siempre funcionan con la nueva, a pesar de los adaptadores).

Y todo eso, nuevamente, recuerda a Google.

Uno de los mayores problemas que ha tenido el sistema operativo Android ha sido, a la vez, el motivo de su rápida expansión. Google dio las llaves de su programa a todos los fabricantes que las quisieron, firmándose un acuerdo tácito: Google se aseguraba que un montón de fabricantes y modelos incorporarían su SO y superaría a Apple, a cambio de que cada uno de ellos pudiera personalizar el software a su gusto. El problema vino después: Google actualiza Android con mucha mayor velocidad de la que Apple tiene para actualizar iOS, lo que en lugar de ser una ventaja se convierte en un problema cuando muchos fabricantes tardan meses en adecuar a su personalización la última versión de Android.

Por si todo esto no fuera suficiente, Google decidió dar una incomprensible vuelta de tuerca más forzando la atomización: Android 4.4 KitKat se concibió para ofrecer mejores resultados optimizando recursos, lo que hacía que una de las principales ventajas de la última versión del software pudiera funcionar en dispositivos muy viejos sin problemas y podía ser una buena forma de romper esa tendencia de fragmentación... pero decidieron que sólo un grupo cerrado de dispositivos podría usar KitKat 4.4, incluyendo modelos 'puros' de Google, como el Galaxy Nexus, con apenas dos años de vida en el mercado.

Así las cosas, Apple se ha abierto varios frentes en los que combatir la fragmentación que siempre se ha achacado a sus rivales... mientras ellos han tenido la oportunidad de acabar con ella en gran medida y, al contrario, han ahondado en el problema con decisiones muy criticadas.

Ahora cabe esperar a que el tiempo traiga estandarizaciones varias. De cargadores y conectores, por ejemplo. O de tecnologías, donde NFC o Flash son ejemplos de la falta de acuerdo entre ambos gigantes sobre su desarrollo. Y, con el tiempo, de programación... si es que los 64 bits de Apple acaban por convertirse en tendencia.

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