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El fog será un posible salvador

El peligro de estrellarse por usar un coche con conectividad a internet

Desde hace unos años nos hemos acostumbrado a compartir todo en la nube, que nos permite acceder desde cualquier parte del mundo y a cualquier contenido el cual siempre estará disponible, actualizado y lo podremos sincronizar en cualquier dispositivo pero ¿qué ocurre cuando nuestros vehículo inteligente no pilotado tiene un fallo de conexión?

El peligro de estrellarse con los coches con conectividad a internet

El peligro de estrellarse con los coches con conectividad a internetiStock

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El ser humano es la máquina más perfecta que existe y una distracción de una milésima de segundo ha supuesto muertes al volante. Si tu móvil se "cuelga" descargando una web, no pasa nada pero si le pasa a tu vehículo interconectado a la Red cuando va pilotando solo, mejor no imaginar las consecuencias ¿Qué soluciones se buscan? Una de ellas puede ser el "Fog computing" o "computación en la niebla".

Mil veces habrás oído las palabras Cloud Computing e IoT (Internet of Things). Todo el mundo habla de sus funcionalidades pero muy pocos son los que conocen las implicaciones reales para nuestra seguridad. Ahora se empieza a escuchar el "fog computing" o "computación en la niebla", un paso más allá en la conectividad de millones de dispositivos. Ahora el lío es mucho mayor.

Qué es la nube, en la práctica.

El cloud nació hace más de 10 años cuando los técnicos se dieron cuenta que era poco operativo que toda la información que generamos fuera a un mismo servidor centralizado. Como consecuencia, nuestros decodificadores de señal, las webs, los routers, los servicios de intercambios de archivos, etc. se "colgaban", no mandaban ni recibían los datos correctamente o nuestra aplicación de "running" nos llevaba de pasto por mitad del monte en vez de por la ruta señalada. Tampoco era muy efectivo que solo tuviéramos los contenidos disponibles en un solo dispositivo cuando tenemos ya dos móviles, un smartwtach, dos tablets y tres ordenadores.

El solo hecho de tratar de enviarle una presentación a nuestro jefe por gmail y pretender que Google quite sus restricciones de 25 Mb para poder enviar adjuntos de tal descomunal tamaño es una locura impensable. La cantidad ingente de tiempo que tardaría la presentación en llegar a tu jefe y la posterior descarga multiplicada por los mas de 500 millones de cuentas en todo el mundo, si se gestionara a través de servidores centralizados, eternizaría las cosas. Google necesitaría un CPD (Centro de Procesamiento de datos) de 12.500 Terabytes (información equivalente 200 mil kilómetros de papel) sólo para su servidor web de correo. El tamaño de su almacén de servidores sería más grande que la nave de los malos de Independence Day. Para eso y otras muchas cosas, se inventaron los servicios de transferencia de archivos en la nube.

Gracias al eCloud, podemos integrar nuestro correo, las fotos de Picassa, Google+ y Google Drive hasta 15 GB con un espacio conjunto de gestión. La nube nos permite acceder desde cualquier parte del mundo y el contenido siempre estará disponible, actualizado y lo podremos sincronizar en cualquier dispositivo: móvil Tablet, ordenador portátil, etc y compartirlo con otros.

Por otro lado, el conocido como IOT (Internet de las Cosas, Internet of Things) ha revolucionado el mundo de las cosas que ahora cobran vida y permite a estos aparatos interactuar con el usuario y con otros de la Red. Televisiones frigoríficos, lavadoras, todos inteligentes (todos "Smart") también nos han traído el hecho de que los archivos de tu tele se cifren y te quedes sin ver tu serie favorita. Todo esto unido a la nave de Independence Day de Google requiere soluciones de conectividad dinámicas para el almacenamiento y gestión de la gran cantidad de datos que mandamos y requerimos de los servidores. Digamos que los servicios de Cloud han sido, hasta el momento, una solución.

Claro está, que el mantener toda la estructura de almacenamiento dispersa por todo el mundo o en la nube se traduce en una menor seguridad. No sabemos en qué manos están nuestros datos y cómo se gestionan por lo que cada vez estamos más expuestos a un ataque o un robo de información. También nos ha hecho tecnológicamente dependientes; si desaparecen de la nube, toda nuestra información también.

El Cloud y el IoT, donde todo confluye.

Aún con estas soluciones en la nube, existe el paradigma de que la conexión de ciertas "cosas inteligentes", como coches, drones, semáforos, control de infraestructuras críticas, ejemplos llevados al extremo, no deberían ser dejadas en manos de un servidor, en la nube o no, que pueda sufrir cortes de conexión, latencias en la recepción de datos (que se quede colgado) o escasez de almacenamiento (para que nos hagamos una idea, un Boeing 747 genera 0,5 TB de información por más de 500 vuelos diarios, 250 TB de información diaria, 4.000 kms de papel en datos) que pronto no tendrá sitio donde almacenarse.

Un fallo en la conectividad de estos dispositivos puede suponer que te estrelles contra un muro o que un dron se interponga en el camino de un avión. Lo que ya no es increíble es que haya que estar buscando las cajas negras de los vehículos para conocer el motivo del accidente.

Si le sumamos la previsión real de tráfico e incidentes, cámaras de seguridad, edificios inteligentes interconectados que miden la temperatura, humedad exterior y en base a ello regulan la interior, ciudades inteligentes y elementos relacionados con nuestras hábitos de vida, nos hace intuir que pronto estas soluciones cloud serán ineficaces.

El FOG Computing o "almacenamiento en la niebla".

Es un término acuñado por una importante empresa tecnológica basada en la estructura del IoT. La gran cantidad de datos transferidos por nuestros smartwatchs, vehículos, aplicaciones, congestionan el ancho de banda, aumentando la capacidad de respuesta a nuestros requerimientos, debido a que todas nuestras peticiones confluyen en los mismos lugares, servidores de almacenamiento dentro de Internet. Si nuestro "reloj inteligente" nos manda a los pastos no pasa nada pero ¿Si nuestro vehículo inteligente no pilotado refiere un fallo de conexión?

El propietario de un Tesla acusa a su coche de estrellarse solo

El fog será un posible salvador.

En el evento de ciberseguridad @PaellaCon organizado en Valencia, la charla del perito judicial @JagmTwit me hizo reflexionar sobre computación en la niebla y las ideas que nos aportó sobre este nuevo modelo de computación. Aunque ahora es difícil de ver, la posible solución a la problemática de todo esto pasa por la implementación de sistemas descentralizados como el fog computing.

Este sistema está conformado por gran cantidad de nodos que prestan servicios a nivel local por lo que no hace falta que nuestros datos viajen a Suecia para conectar con un servidor. Por tanto, según nos movemos, nos vamos conectando entre nosotros a través de células locales mediante wireless (3G/4G, Wifi, etc.) y no a un servidor a miles de kilómetros, por lo que el período y el tiempo de transferencia de información entre máquinas es muy corto y, además, ahorra costes. Es similar al funcionamiento de whatsapp, con conexión de dispositivo a dispositivo, sin pasar por un servidor. En el caso de un coche, esto puede evitar fallos de conectividad o intrusiones desde cualquier parte del mundo. Al no tener que llevar la información hasta el nodo final, para que ésta sea luego redistribuida por toda la red (contando con puntos en los que no es necesaria –el ejemplo de la niebla en un tramo de una autopista del norte, que no interesa a los que conducen por el sur-), hará que el tráfico de datos sea menor.

La propia Unión Europea ha exigido que el 5G venga ya preparado para interconectividad FOG. Las grandes empresas tecnológicas están dedicando recursos a desarrollar este sistema. La idea es, por tanto, implementar los diferentes nodos que se encuentran "a caballo", entre el cliente y el Cloud, como por ejemplo dotar a los centros BTS (las células a las que se conectan nuestros móviles para tener salida a Internet) de una pequeña capacidad de computación y almacenamiento, para que ellos mismos sean capaces de gestionar y enviar la información a los móviles –en este caso-, que estén por la zona que cubren, de tal forma que la info no llegue a zonas geográficas a las que poco o nada importa lo que tu quieres comunicar..

Además, en términos de seguridad, existe menos posibilidad de sufrir ataques debido a que los sistemas de cifrado no deben cubrir largas distancias entre Cloud y usuario. Pero el hecho de que sea un servicio end to end, implicará que en el caso de ser atacados, la única forma de detectar al atacante va a quedar únicamente en los registros de los dispositivos que han intervenido en la comunicación. Todo tiene sus inconvenientes.

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