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¿Es posible cambiar nuestra personalidad?

Un reciente estudio sugiere que una persona puede modificar, en cierto grado, su forma de ser con esfuerzo y persistencia.

Saber más sobre cómo funciona la personalidad puede ser útil en educación

Saber más sobre cómo funciona la personalidad puede ser útil en educación Pixabay

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La sociabilidad, la responsabilidad, la apertura a nuevas experiencias, la amabilidad y el neuroticismo se consideran los cincos rasgos básicos de la personalidad humana. Aunque son características que forman parte de nosotros, lo cierto es que no siempre las aceptamos.

Nos gusten o no, pueden influir tanto positiva como negativamente en ámbitos de la vida como la salud, la felicidad o el éxito laboral. Por eso, más de uno se ha haya propuesto cambiar algún aspecto de su carácter en el 2020. Pero ¿es posible? ¿Podemos realmente modificar nuestra forma de ser de manera perpetua?

Según un reciente estudio de investigadores europeos y estadounidenses, podemos hacer cambios duraderos, pero no es fácil, ya que los rasgos de la personalidad suelen permanecer muy estables a lo largo de la vida. Entre otros factores, el resultado dependerá de la persona y del esfuerzo que sea capaz de mantener a largo plazo.

¿Por qué estudiar la personalidad?

Los responsables del trabajo, que ha analizado los resultados de numerosos estudios científicos sobre personalidad, sugieren que esta puede cambiar debido a sucesos vitales importantes y que podemos modificarla voluntariamente con el suficiente empeño.

La probabilidad de éxito aumenta si la persona está en la edad adecuada y si es suficientemente constante. “Padres, profesores y trabajadores siempre han intentado modificar la personalidad porque saben que es positivo hacer que las personas mejoren”, ha indicado Christopher Hopwood, coautor de la publicación.

Junto con su colega Wiebke Bleidorn, Hopwood es fundador de un consorcio internacional de científicos que trabajan para entender mejor cómo podemos modificar la forma de ser de las personas y qué consecuencias tienen estos cambios. Este conocimiento podría servir para diseñar estrategias destinadas a mejorar el bienestar de las personas y para realizar con éxito cambios a nivel político o social e intervenciones a gran escala.

La ciencia de la personalidad podría aplicarse, por ejemplo, para estudiar el impacto a largo plazo de las redes sociales, para averiguar cómo conseguir que los niños se porten mejor en el colegio, cómo facilitar que las personas se adapten a nuevos ambientes o cómo ayudarles a envejecer sanamente.

¿Cambiarías alguno de tus rasgos de carácter?
¿Cambiarías alguno de tus rasgos de carácter? | Pexels
Saber más sobre cómo funciona la personalidad puede ser útil en educación (Fuente: Alicja I Pixabay)

No todo funciona

Los estudios existentes indican que un número reducido de rasgos de personalidad explican las principales diferencias entre las personas y, por tanto, repercuten en su calidad de vida. A la hora de modificarlos, la efectividad de las estrategias dependerá del caso. Por ejemplo, es más fácil cambiar las características relacionadas con el neuroticismo y la responsabilidad al comienzo de la edad adulta.

Otras intervenciones, especialmente aquellas que requieran mayor persistencia y compromiso a largo plazo, resultarán más efectivas en personas responsables y emocionalmente estables.

Además, es importante considerar otros factores como la motivación. Los investigadores afirman que el éxito es mucho más probable en el caso de que la persona tenga empeño y piense que el cambio es posible.

La personalidad humana ha intrigado a estudiosos y expertos de diferentes campos desde los tiempos de Hipócrates, cuando comenzaron a hacerse las primeras clasificaciones. Actualmente, son abundantes los trabajos que exploran este concepto referido a las características psíquicas de una persona que determinan su comportamiento.

Un estudio de la Universidad de Northwestern (EE.UU.), por ejemplo, analizó los datos recabados ‘online’ por diferentes test y aplicaciones sobre personalidad. Basándose en los cinco rasgos de carácter básicos, la información, que correspondía a 1,5 millones de individuos, sirvió para diferenciar cuatro tipos de personalidades: promedio, reservada, modelo a seguir y las egocéntrica.

En definitiva, si uno de tus propósitos de nuevo año es hacer un cambio sustancial en tu manera de ser, todo parece indicar que tienes posibilidades de conseguirlo. No obstante, como ocurre con la mayoría de objetivos, lograrlo no será un camino fácil.

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