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CONOCE LA BRIDGMANITA, EL TESORO OCULTO DE LA TIERRA

Nunca has visto el mineral más abundante de la Tierra ni oído su nombre... hasta ahora

Existe sólo bajo el manto terrestre y es imposible de reproducir en un laboratorio, pero gracias a un meteorito ya sabemos cómo es el mineral más común de nuestro planeta y que, hasta ahora, jamás habíamos visto.

Bridgmanita, en restos de un meteorito caído hace siglos

Bridgmanita, en restos de un meteorito caído hace siglos Agencias

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Nadie la había visto hasta ahora, aunque sabíamos que existía. De hecho, sabíamos que era el mineral más abundante de nuestro planeta, aunque éramos incapaces de conocer a ciencia cierta su estructura y, por tanto, no se le podía dar un nombre. Hasta ahora. Al fin se ha conseguido estudiar y, por tanto, nombrar, a la bridgmanita, que es la guardiana de unos cuantos secretos acerca de nuestro planeta.

El nombre elegido una vez conocida su estructura se debe al premio Nobel Percy Williams Bridgman, fallecido en los '60, que trabajó con este tipo de formaciones derivadas de altas presiones.

Pero ¿por qué tanto secreto? La bridgmanita sólo existe en el interior de nuestro planeta, a unas profundidades inalcanzables para nosotros debido a la temperatura y la presión existente. Ningún Julio Verne ha llegado hasta ahora a adentrarse casi 700 kilómetros hacia abajo, que es donde se puede encontrar este peculiar mineral. Sólo ahí conserva sus características ya que, a diferencia de minerales como los diamantes que conservan su estructura en diversas condiciones de presión, la bridgmanita se vuelve inestable y pierde su peculiar estructura.

¿Y cuál es esta estructura? Es un silicato con estructura perovskita, es decir, una estructura del tipo cristal que se obtiene únicamente en estos compuestos bajo enormes presiones. El nombre de 'perovskita' viene del minerólogo ruso del siglo XVIII Lev Perovski, precursor de la minerología rusa, además de ser ministro del interior del emperador Nicolás I de Rusia. Y eso a pesar de que el mineral homónimo lo descubrió otro investigador llamado Gustav Rose.

La cosa es que el mineral de marras es imposible de alcanzar bajo tierra, y además, debido a la ingente presión y particulares condiciones que se dan bajo el manto terrestre, imposible de reproducir en laboratorio alguno con la tecnología que actualmente poseemos ¿Y cómo hemos conseguido ver, estudiar y, por tanto, bautizar la bridgmanita? Gracias a un meteorito, pero no uno cualquiera.

Se trata de un meteorito que llegó a nuestro planeta en 1879, en Australia, y que recibe el nombre de Tenham. Según han descubierto dos investigadores, Olivier Tschauner y Chi Ma, el meteorito tenía 'cicatrices' fundidas de otras colisiones anteriores a raíz de las que posiblemente formó un compuesto como la bridgmanita (o lo arrancó). Pero averiguar esto tampoco ha sido fácil: han tenido que bombardear con rayos X de alta intensidad partes del meteorito para llegar a una conclusión: MgSiO­3. Es la estructura de un silicato de magnesio con oxígeno que, con una estructura como las descritas por Perovski, dan como resultado el vivo retrato de nuestro esquivo mineral.

Así que tenemos un mineral hiperabundante que jamás hemos visto y que conocemos gracias a un meteorito. Pero tranquilos, que a diferencia de los argumentos de las películas de ficción, no tiene propiedad destacable alguna que sepamos: ni radiactividad llamativa, ni propiedades mágicas de cara a ningún sector. Sencillamente está ahí, fuera de nuestro alcance. Al menos mientras no descubramos lo contrario

 

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