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Apagón tecnológico en el Vaticano: así se protege el secreto del cónclave
Te contamos cómo se blinda la Capilla Sixtina para la elección del nuevo papa.

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Hoy, 7 de mayo de 2025, comienza el cónclave (cum clavis, es decir, bajo llave) para elegir al nuevo pontífice tras la muerte del papa Francisco. Como su propio nombre indica, los cardenales electores son encerrados en la Capilla Sixtina bajo llave hasta que elijan a un nuevo Papa. Hasta que llega ese humo blanco que anuncia que ya hay una decisión tomada, en el Vaticano ocurre lo más parecido a un "apagón tecnológico". Te contamos los detalles.
Lo que sucede dentro del cónclave permanece en absoluto secreto. Y para garantizar que ni una palabra salga de la Capilla Sixtina durante las deliberaciones, el Vaticano combina tradiciones con tecnología de última generación en un despliegue de seguridad.
Antes de ingresar al cónclave, los cardenales entregan todos sus dispositivos electrónicos y son registrados con detectores de metales y escáneres. El personal de seguridad revisa a fondo cada objeto personal para asegurarse de que nadie pueda grabar, transmitir o recibir información desde el interior.
Una vez comenzado el cónclave, los cardenales quedan completamente aislados del mundo exterior. Nadie puede entrar ni salir, y todo contacto se suspende hasta que se anuncie la elección del nuevo papa. Según el Código de Derecho Canónico, todo aquel que infrinja esta confidencialidad puede ser excomulgado automáticamente.
Jaulas de Faraday
Uno de los principales métodos de protección utilizados es la instalación de jaulas de Faraday. Estas estructuras, hechas de materiales como cobre o aluminio, bloquean cualquier tipo de señal electromagnética. Al rodear completamente la sala, impiden que las ondas de radio, Wi-Fi o móviles entren o salgan.
Inhibidores
Además, el Vaticano también emplea inhibidores de señal llamados jammers. Estos dispositivos emiten ondas que interfieren con las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, redes inalámbricas o transmisores ocultos, anulando cualquier intento de comunicación externa.

También existen azulejos especiales bajo el suelo temporal y películas opacas en las ventanas que interrumpen aún más la transmisión de señales e impiden la vigilancia de drones o satélites.
Evolución a lo largo de los años
Aunque el secreto del cónclave es una norma antigua, la tecnología para protegerlo ha evolucionado a lo largo de los años. En el pasado, se encerraba a los cardenales en el Vaticano bajo vigilancia. Pero con la aparición de dispositivos electrónicos, el Vaticano se ha visto obligado a cambiar sus métodos.
Desde el cónclave de 2005 (el que eligió a Benedicto XVI), se intensificó el uso de bloqueadores de señal. En 2013, durante la elección de Francisco, ya se habían reforzado las medidas con tecnología de blindaje avanzada. Hoy en día, los expertos creen que el cónclave es uno de los espacios más controlados electrónicamente del mundo.
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