Tras el funeral de Gregorio Ordoñez, el filósofo Fernando Savater pronunció estas palabras: "Fue el momento en el que me di cuenta de que tenía que comprometerme. Lo que más me impactó era que no pertenecía a mi mundo ideológico, y me di cuenta de lo importante que en una democracia son nuestros adversarios".
Y lo hizo. Fue uno de los primeros personajes públicos que se atrevió a salir a la calle para plantar cara a ETA. Se colocó en el punto de mira de los etarras. Durante 10 años, su sombra fue un escolta. "He sido muy golfo y he hecho muchos años lo que me ha dado la gana. Te cambia la vida, pero te resignas".
Pero en su unión con las víctimas, hubo una fractura: su apoyo al diálogo con ETA del gobierno de Zapatero. Algo de lo que más tarde se arrepentiría. "Si un gobierno tiene esa oportunidad, no creo que nadie la desaprovechara", decía el filósofo.
Pese a su activismo, siempre tuvo tiempo para su gran pasión, la filosofía. "No soy filósofo, soy profesor de filosofía". Un "filósofo de compañía" como le gusta denominarse y de hoy en día.
"En tiempos de crisis no basta con patalear y decir que malos son los políticos, yo he hecho algo, UPyD", explicaba Savater. Fue uno de los fundadores de UPyD. Comparte con Rosa Díez el antinacionalismo pero tiene una visión muy particular del concepto de Estado. “La idea de España me la sopla. La única patria decente es la infancia”.
Así es Fernando Savater: vital, comprometido, con mucho sentido del humor y, sobre todo, infiel a sí mismo. "No soy franquista, todas mis adhesiones son quebrantables".