14 de abril de 2012. Día de la república. Los españoles se despiertan con la noticia. Botsuana, un país hasta entonces desconocido, entra en nuestras vidas. El comunicado de la Casa Real sobre lo sucedido no da muchos datos. Pero pronto aparece la polémica  foto. Es de otra cacería, en 2006, pero se convierte en símbolo de indignación.

El accidente no puede llegar en peor momento para el país: con la bolsa por los suelos, la prima de riesgo disparada, un nuevo récord de paro, y duros recortes en sanidad y educación recién anunciados por Gobierno.

Pero el verdadero golpe es para la familia real y se ve en la puerta del hospital donde se recupera Don Juan Carlos. La infanta Elena es la primera en visitarle ese mismo sábado en el hospital. Llega con su hija. El mayor, Frolián, no va porque se ha disparado en el pie.

Horas después acude el príncipe. Al día siguiente la princesa. Doña Cristina y Urdangarin no aparecen. Están en Washington apartados de los focos. La reina tarda tres días en ir a verle y cuando va, está sólo 15 minutos.

Cuatro  días después, cuando abandona el hospital, el rey hace algo sin precedentes en sus 35 años de reinado. Pedir perdón.