Ayuntamiento de La Coruña. Diciembre de 2013. Julio Flores, primer teniente de alcalde por el PP, parece tranquilo. Sin embargo, acaba de ser imputado en una nueva rama de la 'Operación Pokémon'. Lleva el nombre del principal personaje de los dibujos: Pikachu.

La operación Pikachu se desarrolla en A Coruña y el protagonista principal es Julio Flores. Por eso, tiene apodos florales como 'Jacinto' o 'el Amapolas'.

La jueza sospecha que amañaba contratos públicos para la empresa de la trama. A cambio, habría enchufado a quien le apetecía en esas mismas empresas. Un ejemplo, cuando la jueza le pregunta por un tal Pedro Rial, el teniente de alcalde niega haber pedido trabajo para él.

Pero la jueza, tiene un pequeño truco. El teniente de alcalde, tenía pinchado el teléfono por la Policía. Así que le pone la escucha justo después. La siguiente conversación de teléfono la tiene el propio Flores con el representante de Vendex. "El de septiembre de 2012 usted llama 1.19.53. Una preguntiña, José María... Pedro Rial, ¿hay alguna posibilidad a corto plazo de que tenga algo?".

Es decir, lo contrario de lo que acaba de asegurar. Pero Pedro Flores tiene la excusa perfecta. No es él. "No recuerdo esa conversación y me cuesta reconocer que sea yo. No me reconozco en esa conversación".

Santiago de Compostela es una de las ciudadades más afectadas por la corrupción de toda Galicia. En los próximos días siete ediles del PP se sentarán en el banquillo por prevaricación. Acordaron pagar con dinero público la defensa de uno de los imputados en el 'Caso Pokémon'.

Es un asiduo a los partidos de Baloncesto de Santiago de Compostela. Se sienta en el palco. Es Adrián Varela, concejal de deportes del Partido Popular en Santiago.

Es conocido por los empresarios como "el deportista", aunque evolucionó a "Pijolandia". Sus puntos de ataque son "tráfico de influencias, cohecho y falsedad documental". Su principal debilidad Pokémon, el enchufismo.

Según la investigación, el ayuntamiento se habría convertido en su pequeña oficina de empleo. Primero habría pedido a la empresa Vendex que contratara a su propio padre, y cuando un sindicalista empezó a molestarle, habría exigido que echaran a su mujer. "Pudo ser una reacción en caliente. A esa trabajadora no se le ha despedido. La llamada puede existir. Es fruto de un calentón. Estamos sometidos a mucha presión. Vengo con ese lastre del niñato de 27 años. No se le ha echado, no se le ha cambiado de instalación".