El sistema financiero de 2007 es sólido para el Gobierno y para la oposición. Y, sin embargo, el sistema financiero español no es un gigante. Es un molino de un lugar de la mancha. Caja de Castilla la Mancha es la primera caja intervenida por el Banco de España, la preside un antiguo diputado socialista, Juan Pedro Hernández Moltó. El Estado tiene que poner 9.000 millones para rescatar la caja manchega. La intervención marca el paso de una crisis sólo económica a otra económica y financiera.
Solbes no lo verá, al menos no desde el ministerio de Economía. Una semana después de la intervención, Solbes deja el Gobierno y Salgado recoge su cartera. Una ministra con una convicción: no habrá más intervenciones. Caja Sur, Banco de Valencia, Catalunya Caixa, Unnim, Novacaixagalicia y Caja de Ahorros del Mediterráneo... Todas acaban intervenidas.
Y el Gobierno, la comisión del mercado de valores y el gobernador del Banco de España, desprestigiados. Los garantes de la salud y eficiencia del sistema, fracasaron. No supieron ver o corregir la pésima gestión de los directivos de las cajas.
Hay un plan para mostrar al mundo que se ha aprendido de los errores, se llama Bankia. Juntar el ladrillo tóxico de las cajas y apostarlo todo a una carta. Al frente del gran banco estará Rodrigo Rato, el milagro económico español hecho carne. Rodrigo Rato comandará Bankia.Si su salida a bolsa es un éxito, será la prueba ante el mundo que el sistema financiero español se ha recuperado.
Sin embargo, la referencia del sistema financiero español, la Bankia de Rodrigo Rato, acaba hundiéndose por el peso del ladrillo. No puede soportar su lastre. El Estado la interviene, pero las cuentas de España no pueden soportar solas el saneamiento de la caja.
Hay que pedir ayuda a Europa. Hay que pedir un rescate financiero. O como prefiere llamarlo el gobierno, una línea de crédito.
¿Cómo hemos llegado tan lejos? ¿Cómo hemos llegado todos a ser banqueros? Porque las cajas españolas estaban llenas del milagro español. Ese que va del ‘España va bien’ de Aznar en marzo de 1997, a la Champions de la Economía de Zapatero en septiembre 2007.
El secreto del milagro español es el del suelo, la grúa, el ladrillo y la pala del pocero. El milagro español es la burbuja inmobiliaria española.
Así te lo contó laSexta Columna:
Entre el 96 y 2002 el país crece por encima del 3%. Pasa de 12 a 17 millones de personas trabajando. Las viviendas se vendían sin terminarse. Junto a cada promoción había decenas de especuladores y un par de familias rezando para que no les tocase el bajo. El precio se estaba disparando. ¿Sería demasiado? Habló un ministro
2003. La burbuja ya parece un zeppelin, pero no lo vemos. Si alguien tiene la obligación de advertir del riesgo, es el Banco de España. Jaime Caruana niega la burbuja. Es tendencia. Todo el mundo niega entonces la burbuja.
No se hable más. Subimos hasta el 2004, cambia el Gobierno, pero no mucho más. El Gobierno comienza a hablar entonces de aterrizaje suave pero hasta 2008 los precios siguen subiendo y los bancos atiborrándose de hipoteca infladas, créditos a constructores que van a quebrar y promociones a las que nadie entrar a vivir y suelo, mucho suelo.
Entonces, el milagro español se desploma. La burbuja inmobiliaria, pincha. ¿Por qué no era fácil pinchar la burbuja?¿Por qué Zapatero no lo hizo? Hace noventa columnas, preguntamos a uno de los que le aplaudía en el Congreso, el director de su oficina económica, a su ministro de Industria, Miguel Sebastián. "No pinchó porque era como retirar el ponche".