"El nuevo sistema de Chicote está muy bien planteado, lo que pasa es que todavía no nos hemos adaptado a él, claro", reconoce Antonio, uno de los dueños de El Palomo. Una afirmación que queda más que demostrada en el siguiente servicio del restaurante. "En vez de colgar la comanda, dásela a ella y que ella se encargue ya de organizar lo suyo", le indica el chef con instrucciones claras y precisas, que a los pocos minutos caen en saco roto, cuando Lorenzo, el otro propietario, hace justamente lo contrario.
"A mí se me va la memoria", comenta ante las cámaras de Pesadilla en la cocina. Seguidamente, se muestra cómo el hostelero se hace un lío con las comandas. "Hay un montón de gente que está haciendo cola, ¿eh? Esto parece Eurodisney", les mete prisa Alberto Chicote.
El descontento por los tiempos de espera empieza a aflorar entre los clientes. "Hemos llegado hace un rato y aquí nadie nos dice nada en absoluto", asegura una de las comensales. Y es que la desorganización ha pasado a ser el plato estrella de la noche. "¿No se me van a olvidar las comandas? Si yo no me acuerdo de dónde vivo. Si esto es imposible", se lamenta también Antonio.
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"No han salido ninguno de los cuatro platos", se queja otra clienta. Además, las patatas, avisan desde el comedor, están duras.