¿Qué puede suceder para que una persona joven sufra un infarto cerebral? Es la pregunta que desde Más Vale Tarde hemos lanzado a José Miguel Pons, coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital General de Valencia, a raíz de este accidente cerebrovascular que ha sufrido Kiko Rivera, teniendo que ser ingresado este viernes, con 38 años: "Es una enfermedad que es más habitual en personas de más de 65 años, pero cada vez vemos una mayor tasa de incidencia en menores de 45 años, con 10 a 15 casos por cada 100.000 habitantes".

"Desde la pandemia, hemos notado que hay muchos factores de riesgo, que normalmente a esas edades están bien controlados, que no están controlados. Uno de los más importantes es la hipertensión, pero también la diabetes de tipo uno en personas jóvenes puede ser un factor de riesgo importante", ha proseguido advirtiendo Pons, que ha incidido en que se ha registrado "un aumento en esa falta de control de factores de riesgo".

En este sentido, el médico ha recordado la importancia de tratar este tipo de casos en el tiempo más breve posible: "Es una enfermedad tiempo-dependiente. Es vital, en cuanto presente uno síntomas compatibles, acudir a Urgencias lo antes posible. Tenemos tratamientos para los ictus isquémicos, porque se puede recanalizar el vaso, pero si pasa mucho tiempo ya no tenemos esa oportunidad y el tejido ya se ha lesionado". Pero no es la única clase de ictus contra la que se puede actuar.

"También tenemos los hemorrágicos, que no se benefician de esta terapias, pero sí hay otras: sobre todo, las que son relativas a los cuidados en las unidades especializadas en ictus", ha detallado Pons, que ha concluido su intervención en Más Vale Tarde destacando cuáles son los síntomas o signos focales que nos pueden advertir de que estamos sufriendo un caso de ictus: "Son signos en los que un lado del cuerpo deja de funcionar o no tenemos movilidad o tenemos una alteración de la sensibilidad".

Ojo a la advertencia que lanza el sanitario en este sentido: "No duele, y esto es algo que muchas personas mayores no saben. Como no duele, se acuestan a ver si se les pasa, y perdemos ese tiempo para tratarlos". Pons ha recordado que "cuando hay alteración del habla o cuando hay una desviación de la cara" tenemos que estar especialmente alertas para acudir, si fuera necesario, al centro hospitalario más cercano: "Muchas veces van acompañados de dolores de cabeza o mareo".