Ángela Quintas, experta en nutrición clínica y autora del libro 'El secreto de una buena digestión', ha explicado en Más Vale Comer cuáles son las claves para no sufrir pesadez, ardor o reflujo tras una comida.

Problemas que pueden derivar, incluso, en migrañas, intolerancias o mal aliento.

Dedicar tiempo a comer

Es muy importante dedicar un tiempo razonable a cada comida. En este sentido, es imprescindible masticar bien, porque dentro de la boca no solo se hace la digestión mecánica sino que también empieza la química.

"Hay un truco para los niños que yo siempre digo: pinchar, meter la comida en la boca y apoyar los cubiertos. Hasta que no has tragado, no puedes volver a pinchar", ha apuntado Quintas.

También es esencial evitar comer frente a pantallas (televisión, ordenador...) porque estas dificultan ser consciente de lo que se come. En esta línea, es crucial comer sentado con una postura erguida.

Elegir bien los alimentos

Uno de los puntos más importantes consiste en elegir productos de calidad, alimentos que tengan buenos nutrientes. Por ejemplo, los guisos con legumbres, verduras o pollo son excelentes opciones que, además, no resultan especialmente caras.

En este sentido, hay que evitar consumir productos ultraprocesados como lasañas preparadas, pizza o comida rápida.

Evitar comidas copiosas

"Todos sabemos que si hacemos una comida copiosa después vamos a pasar una mala tarde", ha destacado Quinta. Por ello, es especialmente relevante optar por alimentos y platos más ligeros.

Además, productos como la infusión de manzanilla pueden ayudar a aliviar la pesadez y mejorar la digestión.

Hay alimentos que empeoran el ácido: las grasas, el chocolate (que además de graso es irritante), los cítricos (naranjas, tomates...) y excitantes como el café y los refrescos de cola.

Aumentar el consumo de fibra

También ha que prestar atención a que lo que se coma cuente con suficiente fibra. Para ello, hay que poner el foco en alimentos que la contengan.

Algunos alimentos ricos en fibra son las legumbres, como alubias o lentejas; las verduras, como la calabaza o las acelgas; las frutas, como manzanas y plátanos; o los cereales, como el arroz integral o la avena.

Mantener el peso a raya

Según Quintas, es importante mantenerse siempre "más o menos estables" en el peso, sin dar grandes saltos. Es decir, hay que evitar adelgazar o engordar notablemente en poco tiempo.

En este sentido, es mejor mantener una dieta equilibrada de manera constante, en vez de tener atracones y periodos de estrictos regímenes para perder peso.