Las fiestas son época indiscutible para las comida copiosas, pero los excesos navideños a menudo pueden pasarle factura a nuestro estómago, que genera ácido en función de lo que comemos. ¿Cómo evitar estas molestias tras las comilonas? El nutricionista Luis Alberto Zamora lo explica en Más Vale Comer.
En primer lugar, son clave las porciones, ya que la cantidad de lo que comamos influye en si sufriremos ardor: mientras más comemos, más ácido genera el estómago y más sube. Así, las porciones más pequeñas facilitan la digestión, al producirse menos ácido estomacal.
Otro aspecto importante es la temperatura de la comida: es importante dejar que se temple y no tomar los alimentos ni muy fríos ni muy calientes para evitar irritar las paredes estomacales.
Asimismo, hay que tener en cuenta que tanto el alcohol como el tabaco irritan y deterioran la mucosa gástrica. En este sentido, los mal llamados 'digestivos', pese a su nombre, consiguen el efecto contrario y empeoran la situación.
También hay alimentos que empeoran el ácido: las grasas, el chocolate (que además de graso es irritante), los cítricos (naranjas, tomates...) y excitantes como el café y los refrescos de cola.
¿Qué comemos entonces para calmar el estómago? Existen alimentos que neutralizan el ácido y que podemos incorporar al menú navideño, como el arroz, los huevos, la leche y las frutas alcalinas (plátanos, melón), que ayudan a calmar la acidez tras las comidas copiosas.
Si experimentamos molestias, una solución muy recurrida es la sal de frutas o el bicarbonato (que en realidad son lo mismo pero con distinto sabor). El bicarbonato se toma después de las comidas (no sirve como preventivo ni protector) y es importante no hacerlo durante más de una semana ya que puede causarnos problemas si llega a la sangre. Además, es importante tener en cuenta que puede interactuar con ciertos medicamentos, como antiinflamatorios, antibióticos y suplementos de hierro.
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