Armas largas y corta, armamento de guerra o pistolas de fogueo convertidas en reales. Algunas son completamente nuevas o tienen muchos años de historia a sus espaldas. Otras están manchadas, con algún defecto o son inofensivas. Sin embargo, todas ellas comparten una misma característica: son armas ilegales. Pero, ¿de dónde salen?

El tráfico de armas es uno de los negocios más productivos que existen actualmente a nivel mundial. Junto al narcotráfico y la trata de mujeres, el comercio de este producto suele generar miles de millones de euros al año. El precio común que se paga por ellas varía enormemente según el producto y su marca.

Normalmente, oscilan entre los 300 euros, que es lo que suele costar una arma detonadora transformada en real, y 3.500 euros o más en material de guerra. Esto es, subfusiles o fusiles de asalto.

La Guardia Civil es la encargada de luchar contra la compraventa ilegal que se hace de las armas en España. Rastrea continuamente en Internet y las redes sociales, donde se pueden encontrar portales Web que se dedican a la compraventa de armas así como tutoriales donde se explica cómo convertir una inofensiva arma de fogueo en un útil letal.

El mayor problema que ofrece el asentamiento de este mercado en Internet es el fácil acceso que tienen a éste los menores de edad.

Desde 2010, la Guardia Civil ha llevado a cabo trece macrooperaciones contra el tráfico ilegal de armas, llegando a detener a 63 personas e incautando numeroso material armamentístico.

"En los últimos años se han intervenido 310 armas cortas, 126 armas largas, 43 armas de guerra y 60 mil cartuchos", explica un sargento perteneciente a la jefatura de información de la Guardia Civil

Tras requisar todo ese equipo, y una vez se han cerrado los procesos judiciales pertinentes, la Guardia Civil acaba destruyendo las armas en fundiciones o empresas metalúrgicas.