La Cumbre del Clima de Egipto finalizó este domingo con una sensación de derrota generalizada. Las expectativas que había depositadas en esta cita eran enormes, pero la realidad acabó siendo tozuda, sin alcanzar los acuerdos esperados en la lucha contra el cambio climático.

Un ejemplo de las decisiones que se han tomado es el siguiente eufemismo: las fuentes de energía "de bajas emisiones" servirán para producir "un mix de energías limpias". Es decir, seguiremos contaminando. El único hito, calificado como "histórico", es la creación de un fondo contra los daños del cambio climático para los países más vulnerables.

La segunda decepción viene con los nulos avances para dejar de utilizar los combustibles fósiles. El plan aprobado este domingo pide a los países que reduzcan progresivamente la generación de energía a partir del carbón, así como que abandonen gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles abandonando su financiación. Sin embargo esta petición no es nueva: ya estaba en el acuerdo logrado en la COP de Glasgow, la cumbre anterior.

Tercera decepción: no ha habido avances con la reducción de gases de efecto invernadero. La cuarta pasa por no tener ninguna concreción, ni siquiera con el fondo anunciado. No se sabe cuánto dinero se va a aportar, ni cuándo, ni quiénes van a ser los países que aporten.

La última decepción ha sido especialmente grave, aunque afortunadamente se ha quedado en un 'casi'. En la cumbre, algunos países pusieron sobre la mesa 'olvidarse' del tope de 1,5 ºC de aumento de temperatura en la Tierra. Por suerte, logró mantenerse.