El joven que denunció una falsa agresión homófoba en Madrid podría ser juzgado por simular un delito. Un caso que -salvando grandes distancias- recuerda al de Bartolomé Rubia, 'Bartolín', el concejal del PP de La Carolina, en Jaén, que en 1998 se inventó que ETA le había secuestrado.

Una invención que fabuló durante los años más duros de la banda terrorista y solo unos meses después del asesinato de Miguel Ángel Blanco. En ese contexto, este edil fingió que un comando de ETA le había secuestrado: fabuló que dos etarras le habían secuestrado en el garaje de su vivienda, que le habían drogado, subido su propio coche y llevado al municipio de Linares.

La farsa apena le duró apenas 24 horas, pero se metió tanto en el papel que, cuando toda España sabía ya que era mentira,relató el rapto fingido con todo lujo de detalles en televisión. "Cuando vi la pistola... nervioso, llorando", contaba, visiblemente emocionado, en 'Espejo Público'. "Yo no sé si me meé o no llegué a mearme, pero vi la pistola y pasé miedo", aseguraba.

En su declaración ante la Policía, Bartolín afirmó que los terroristas le subieron a un taxi y le llevaron a la estación de Linares, cogieron un tren hasta Madrid, donde hicieron un transbordo y se fueron a San Sebastián. Según su versión, dos etarras y un concejal del PP secuestrado se habían paseado por España a la vista de todo el mundo.

Pero su invención no acabó ahí: luego aseguró que al llegar a Donostia otros miembros de comando lo subieron a una furgoneta con una bolsa en la cabeza y lo trasladaron a Irún, donde, milagrosamente, logró escapar. "Ese nervio y esa angustia y esa fuerza que salió de mí de pegarle a la puerta fuerte y salir corriendo... eso no se me olvida en la vida", aseguraba él en televisión.

Todo este secuestro simulado se lo inventó el mismo año en que ETA asesinó a seis personas, tres de ellas concejales del PP, compañeros de partido del propio Bartolín. La conclusión: una denuncia falsa no ocultó la realidad, que el terrorismo de ETA seguía matando a personas en España.

Bartolín fue juzgado y condenado a pagar una multa de 270.000 pesetas, pero la historia entonces fue motivo de caricatura en el programa 'La Parodia Nacional', tal y como puedes ver en el vídeo que ilustra estas líneas.