¿Qué es lo que más se echa de menos durante la experiencia?
A mi familia y a mi pareja. Frente a otros que preferían no saber nada por miedo a hundirse, yo necesitaba escucharles, que supiesen que les echaba de menos, que me acordaba de ellos todos los días. Evidentemente, también he echado en falta la comida y la bebida, pero la mayor parte del tiempo me lo pasaba pensando: "¿Qué hora debe ser en España? Seguro que ahora están haciendo esto o esto otro".
Una aventura así, ¿ayuda a apreciar más lo que tenemos?
En La Isla se aprende a valorar no sólo lo que tenemos sino también al contrario, a no dar importancia a estupideces que antes te preocupaban en exceso. Cierto es que pasado el tiempo vuelves a la normalidad, pero a día de hoy me sigue costando ver cómo la gente se deja comida en el plato y todavía tengo un poco de paranoia si veo un grifo abierto. Si te refieres a familia, ni que decir tiene que desde que volví, ocasión que tengo, ocasión que aprovecho para tomarme una cerveza con mi padre, tener charlas con mi madre o pasar el máximo tiempo posible con mi novia.”
Además de todos los conocimientos que aprendiste antes de viajar a La Isla… ¿qué crees que ha sido fundamental de tu personalidad para ayudar al grupo y mantenerte mentalmente fuerte?
Después de varios días en La Isla, procuré llevar a cabo una labor conciliadora y mediadora en los diferentes conflictos que surgieron. Tuve silencios que, por mi personalidad bastante fuerte, no me fueron fáciles y evité hacer comentarios hirientes que no hubieran aportado nada positivo. La contención y la paciencia han sido uno de los principales motivos de que esto haya salido bien.
¿Alguna vez te habías expuesto a una situación tan límite?
Físicamente, nunca. Mentalmente, sí. Estuve durante casi cuatro años opositando al Cuerpo de Registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de España y la exigencia y tensión a la que estuve sometido no se puede ni comparar con esto. Recuerdo con pavor las noches sin dormir, los nervios antes de 'cantar' ante mi preparador o tener que tomarme algo para relajarme antes de examinarme ante el Tribunal. Esto es diferente, físicamente es muy exigente, mentalmente también, pero algo más soportable. Si no hubiese una fecha concreta de salida de la isla, otro gallo cantaría.
¿Durante tu estancia, tenías la sensación de estar en un programa de televisión, o fue algo que se te olvidó nada más aterrizar?
¡Para nada! El hecho de que te graben las mismas personas con las que sobrevives, con las que mantienes charlas sobre cosas tan íntimas como familia, problemas personales, profesionales y a las que ves sufriendo igual que tú, te hace perder la noción. Es como si te grabase un amigo con el móvil y después ves que con eso se ha hecho un programa. Te quedas como '¡wow!'. Impacta.
¿Cuál ha sido uno de los grandes problemas o 'hándicaps' a los que os habéis enfrentado?
Sin ninguna duda, el agua. La gente se piensa que la falta de agua tan solo implicaba que teníamos sed y era mucho mas grave que eso. El no tener líquido nos obligaba a -estando débiles, sedientos y deshidratados-, irnos de expedición a 40 grados, con una humedad sofocante, por una selva dificilísima de acceder, en una isla cuya forma desconoces, bajo el miedo de no saber si vas a poder volver y en busca de un agua que no sabes si existe.
¿Qué consejo darías para enfrentarte ante una situación de alto riesgo?
Pararse, analizar el entorno y decidir. Es importante seguir este orden y mantener la calma en la toma de decisiones para no precipitarse. Parece de broma que lo diga yo, ¿verdad?.
¿Crees que la valentía está sobrevalorada?
Al contrario, la valentía no esta sobrevalorada sino menospreciada. El problema es que actualmente confundimos valentía con temeridad o imprudencia. No creo que ninguno de los participantes haya sido un valiente por el hecho de ir a La Isla o por encabezar una expedición. La valentía es para los héroes y en la isla lo más parecido a un héroe ha sido Juan, el médico.
Si te volvieran a proponer protagonizar una experiencia así… ¿volverías?
Sí. A diferencia del día en que salí, en el que tenía las ganas de salir propias de todo superviviente, a día de hoy sí que volvería. Eso sí, ahora necesitaría una mayor motivación, es decir, otra localización, una isla con características diferentes, en otra época del año, etc.
Qué es más importante ¿el físico o la mente?
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Personalmente, la parte mental es la que me ha resultado más dura, sin embargo, veo más probable abandonar por razones físicas que por razones mentales. Si partimos de la base de que todos estamos allí de forma voluntaria y libre, queriendo vivir la experiencia, entiendo que la parte física es la que va a determinar tu continuidad o salida. Caso distinto sería si hubiésemos dado a parar a esa isla de forma accidental, pero en nuestras circunstancias, lo valoro como un 70% físico y un 30% mental.
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