Diez meses después de la desaparición de Aurora Mancebo, la investigación se estanca. La joven había pasado siete años encerrada en casa y bajo tratamiento psicológico por miedo a que la volvieran a agredir después de que la novia de su expareja le pegara una paliza que llegó a poner en riesgo su vida. Tras haber engordado varios kilos y perder su ilusión, la joven comenzó a cuidarse y a ilusionarse. Tenía "ganas de vivir", según ha expuesto su terapeuta, María Dolores Vidal.

La investigación se complicaba entonces. La Policía descartó a los agresores de la joven como sospechosos y la hipótesis del suicidio no tenía fundamento. Sin embargo, Aurora tenía algo muy importante que confesarle a su psicóloga. "Me dijo que le tenía que dar una visita urgente y le dije que nos acabábamos de ver. Me dijo 'es que lo que te tengo que contar solo te lo puedo contar a ti y esto es muy importante para mi y solo quiero que lo sepas tu…'". Aurora nunca más volvió. La joven desapareció un viernes y no tenía cita hasta el lunes.