Dentro de pocos días termina el plazo para presentar la declaración del IRPF y la Conferencia Episcopal ha lanzado una intensa campaña para animar a todo el mundo a marcar la casilla de la Iglesia. Esta es una importante fuente de financiación pública para la institución, que en 2011 recaudó 247 millones de euros por esta vía. Sin embargo no es la única, por eso suscita algunas dudas las declaraciones del portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino: “Ha dejado de existir lo que se llamaba complemento presupuestario, de modo que la Iglesia solo recibe lo que resulta de la asignación voluntaria de los contribuyentes, no hay ninguna partida fija en los Presupuestos Generales del Estado".
El Objetivo pregunta por esta afirmación a dos profesores de Derecho Eclesiástico del Estado. "Si el contribuyente decide no marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta, el Estado no puede darle ninguna cantidad a la Iglesia Católica", explica el profesor Santiago Cañamares, que matiza: “Otra cuestión distinta es que la Iglesia disfrute de una serie de beneficios fiscales, que propiamente no constituyen una financiación directa”.
"Si los católicos no ponen una cruz en la casilla del IRPF, la Iglesia no recibe esos ingresos, pero hay que tener en cuenta que esta institución se financia con otras partidas de los Presupuestos Generales del Estado. Cuando un contribuyente marca la cruz, está destinando menos impuestos a sanidad, educación o carreteras”, explica el profesor Óscar Celador.
Sobre las nóminas de los profesores de religión, Cañamares revela que "es la Administración la que paga directamente a esos profesores, por lo tanto no hay una cantidad de dinero que vaya desde las arcas públicas a los presupuestos de la Iglesia Católica".
Sin embargo Celador explica las ventajas de estos profesores: "Son contratados por el Estados como si fueran funcionarios públicos y tienen un sueldo equiparado al de sus propios compañeros pero sin pasar un concurso público".
Tras el relato de los expertos, ‘El Objetivo’ aporta los datos a partir de su propia investigación. Las partidas de dinero público asignadas a la Iglesia, al margen de lo que recibe por IRPF, es como el gordo de la lotería. Muchas y muy repartidas. En los PGE, en el BOE, en los Presupuestos de las Comunidades Autónomas, etc. Sin embargo, con paciencia, se encuentran algunos ejemplos. Es el caso de la Comunidad de Madrid paga nóminas para los profesores de religión por una cuantía de casi 35 millones de euros. Asturias dedica más de 10 millones de euros. Las nóminas de los capellanes del Ejército también las paga el Estado y también de los sacerdotes que trabajan en las cárceles españolas, por este último concepto el Estado paga 309.000 euros.
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