Durand está muy contenta de contarán en Lizarrán con personas como Adrián. La jefe se cita con él para confesarle que está muy satisfecha con su trabajo y con su manera de atraer clientes. Por ello, Elvira le ofrece el puesto de formador en la compañía. Pero aparte, tiene otra sorpresita, un abanico.
Durand está muy contenta de contarán en Lizarrán con personas como Adrián. La jefe se cita con él para confesarle que está muy satisfecha con su trabajo y con su manera de atraer clientes. Por ello, Elvira le ofrece el puesto de formador en la compañía. Pero aparte, tiene otra sorpresita, un abanico.
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