Llega el momento más esperado del programa: los cuatro rivales se enfrentan cara a cara para rendir notas por sus puntuaciones durante las visitas a sus restaurantes. Clara Agüera, propietaria de Maloca, Liborio Saura, del chiringuito Al lío, Antonio López, jefe de cocina de la Freiduría Mar Menor, se muestran bastante decepcionados con la actitud de Adrián Ros, chef ejecutivo de La Solana.

El cocinero también confiesa estar bastante decepcionado con la nota que le han puesto sus rivales. Sobre todo en el caldero, que tiene un 2,3. Y es que Liborio y Antonio le pusieron un 1. Clara se muestra algo más tolerante y señala que "solo por el trabajo que llevaba" el caldero de La Solana no está bien puntuarlo con esa cifra tan baja. Sin embargo, Clara también bajó varias notas que le había puesto a Adrián en su momento. "Me he quedado a cuadros", desvela Antonio a Clara, que defiende su nota criticando la puntuación del resto: "En ningún momento se me ha ocurrido ponerle un 1 porque es una falta de respeto a su trabajo".

Tras la puntuación de Adrián, llega el turno de descubrir la de Liborio, quien ha recibido de parte de sus rivales un 5,6 de nota media. "A la gente le encanta comer allí", defiende Liborio de su chiringuito, donde afirma que "la gente disfruta". Sin embargo, Adrián afirma que ha estado "con miedo de lo que podía comer" comiendo en Al lío, una confesión que no gusta nada a su propietario. "Siempre está cagado, a él le da miedo comer en los sitios por eso al final va a tener que comer en su casa", destaca Liborio, que afirma que su rival "parece un inspector de Hacienda o un guardia civil de tráfico".