Uno de cada dos jóvenes vive esta situación. Los datos de la última EPA eran positivos pero arrojaban también una caída en el número de jóvenes en disposición de trabajar, en concreto 6.100 menos. Las trabas en la búsqueda de empleo son una constante. Muchos jóvenes se ven obligados a aceptar trabajos muy debajo de su cualificación: uno de cada tres con formación superior tiene un empleo por debajo de sus posibilidades.

La conclusión es clara: precariedad laboral. Las cifras hablan por sí solas: suben los contratos indefinidos para los jóvenes pero apenas un 15%, un dato muy lejos de la subida en los contratos a tiempo parcial, de un 55,72%.

La radiografía del empleo juvenil en España se completa con el éxodo laboral. La fuga de cerebros está a la orden del día: 228.000 jóvenes han abandonado el país en busca de empleo y oportunidades que no son capaces de encontrar en España.