Es la tanda de impuestos que viene. Todavía están por perfilar, pero ya vamos viendo el camino de la subida. Está claro que se va a subir el tributo de las bebidas alcohólicas. Se estima que lo hará entorno a un 8 o un 10%, aunque quieren ser cautos porque esta medida podría perjudicar el turismo.

Tanto es así, que si se sube, desde el sector se alerta de que podrían perderse 35.000 empleos. Hay que revisar varias cosas, entre ellas si finalmente también se incluyen el vino y la cerveza o, como en un principio parecía, se libraban de la subida.

No se libra de la subida de impuestos: el tabaco. Va a subir y todo hace pensar que esa subida afectará especialmente al tabaco de liar, que ahora mismo está gravado con menos impuestos que los cigarrillos al uso. También subirá el impuesto mínimo de los cigarrillos, esto afecta a las cajetillas más baratas y signficaría que podríamos dejar de tener cajetillas de cigarros de menos de 4 euros.

Hidrocarburos. En un principio gasolinas y gasóleos no se tocan, aunque habrá que ver el gas. De momento la bombona de butano sube a 17 euros y medio.

El impuesto de sociedades también sube. En este caso quitando deducciones a empresas que facturen más de 20 millones de euros. También está en el aire una posible subida en los tipos de pagos fraccionados. El tributo verde, el del medio ambiente, es la gran incógnita a estas alturas. Bruselas presiona, de hecho algunas comunidades ya están poniendo tasas a las bolsas de plástico o emisión de contaminantes, pero el Gobierno podría estar pensando en un tributo único.

Y por último: el IVA, que vuelve a tocarse. En este caso el de los productos sanitarios que podrían pasar del 18% al 21%, o el IVA también de los servicios notariales, que a partir de ahora ya no podrían acogerse a la exención de IVA en los producto financieros.