Paco y Sonia son el símbolo de las casi dos millones de familias que tienen a todos sus miembros en situación de desempleo. Son sevillanos, del barrio de Torreblanca, donde han montado una especie de puesto ambulante para poder comer.
Sonia tiene 34 años y su marido 43. Ella lleva tres años sin encontrar trabajo, él lleva más de cuatro años sin trabajar. Entre los dos, desde el mes de febrero no han tenido ni un solo ingreso.
“Desde que no cobramos nada esto es como un infierno. Estamos tirando con el puestecito que yo he puesto, de ahí vamos sacando dos o tres euros para poder comer todos los días”, explica Sonia.
“La ropa que tengo para vender me la dan mis vecinos del barrio. Unas están nuevas con las etiquetas y otras no. Algo vendo, unos días se vende y otros días no”, cuenta esta sevillana en desempleo.
Su marido Francisco lleva aún más tiempo sin trabajo: “Cuatro años y dos meses sin trabajo. Antes era electricista”.
“Tenemos dos hijos en común a los que no tenemos que decirles nada, porque ellos ya lo saben. Al principio tenías que decirle que no hay, pero ellos ya lo saben. Ellos ya han aprendido que no hay”.