Para Álvarez, los políticos están dispuestos a controlar la inmigración "a costa de la vida y de la integridad física de las personas. Amnistía Internacional tuvo la oportunidad de ver el daño que hacían las concertinas en 2005, ya no era solamente las heridas por una caída a esa altura, sino también los desgarros que se producían".
La integrante de Amnistía Internacional quiere que el Gobierno asuma un mensaje muy claro: "La inmigración no se puede controlar violando derechos humanos".
Virginia Álvarez avanza que su ONG va a empezar una campaña en contra de las concertinas, no solamente en España. "Amnistía está trabajando en una campaña que se llama SOS Europe en la que estamos denunciando las políticas europeas sobre control migratorio que están violando derechos humanos”.
Ferreras pregunta cuál sería el control adecuado para frenar a inmigrantes que llegan a España con mucha hambre, condición que es imposible de frenar con y sin concertinas. "Entre África y España no hay canales legales de entrada y salida, la única manera que tienen estas personas es jugándose la vida. Además habría que preguntar a España y a otros países por qué están firmando acuerdos de control migratorio con terceros países aún a sabiendas de que se están violando derechos humanos de estas personas. Un ejemplo de ello son los acuerdos que se están firmando con Libia o con Marruecos".