Como transexual, cuando solicitó la operación en 2006, Verónika cumplía todos los requisitos psicológicos y se sometió al tratamiento de hormonas.

Pero ahora la Unidad del Hospital Clínic de Barcelona encargada de realizar la intervención asegura que no es apta. No siente el suficiente rechazo por sus genitales masculinos y tampoco tiene el apoyo social y económico necesarios. Algo que tanto la afectada como las asociaciones desmienten.

Pilar Leza, miembro de la Asociación Catalana para la integración de personas LGTB, explica que se podría demostrar que lo que dice el hospital es falso: “A fecha de hoy podría acreditar que hay personas que la podrían acompañar en el postoperatorio”.

El Densor del pueblo ya ha pedido a la Generalitat que revise el caso. Jaume Saura, Adjunto General del Síndic de Greuges de Catalunya, lo corrobora: “Nos parece francamente injusto que por estar en una lista de espera que ha tardado seis años, afecte negativamente en el paciente”.

Ajena a la burocracia, Verónika pide que la vuelvan a incluir en la lista de espera: “Estoy en una transición muy larga para sentirme realizada, tener una pareja, un hogar”.

El departamento de Salud ha declinado hacer declaraciones y remite al criterio clínico para determinar a quién se opera y a quién no.