La acusada del crimen de la Guardia Urbana, Rosa Peral, ha asegurado durante el interrogatorio de la Fiscalía que no sabía que su pareja, la víctima Pedro Rodríguez, había muerto hasta cuatro días después del asesinato.

Ha contado que los días después del crimen usó el móvil de la víctima como si fuera él porque así se lo ordenó López, aunque ha asegurado que entonces no se imaginaba que fuera para fingir que seguía vivo.

Peral y López mantienen acusaciones cruzadas sobre el asesinato de Pedro y ambos aseguran que el otro les forzó a encubrirlo, mientas que la Fiscalía sostiene que cometieron el crimen de mutuo acuerdo.

Ha explicado que el también acusado Albert López entró la noche del crimen en la casa donde ella convivía con la víctima saltando la valla, y que llevaba una pistola e iba con una braga y unos guantes de jardinería, lo que la asustó: "Me quedé inmovilizada, me quedé quieta. Solamente me moví en el momento que él me pidió el teléfono. Me vi con valor de tirarle el teléfono y salir corriendo".

Peral ha asegurado que la noche del crimen López le envió muchos mensajes hasta que saltó la valla de su patio para entrar, y ha dicho que ella se escondió en el piso de arriba, desde donde escuchó golpes, y que más tarde el acusado la llamó para que bajara, lo vio con la cara manchada de sangre y un hacha en la mano, y le hizo limpiar la sala.

"No puedo pedir auxilio con una persona que está abajo con una pistola. No te puedes defender ante una persona que tiene una pistola. No me voy a enfrentar por mucho que sea policía", ha asegurado al ser preguntada por qué no pidió ayuda, y el fiscal ha puesto en cuestión que días más tarde tampoco lo contara al acudir a un almuerzo con compañeros de trabajo, donde había al menos 20 policías.

La acusada también ha negado que la víctima tomara ansiolíticos u otra medicación y, en la línea de lo que una testigo compañera de prisión de Peral explicó en la sala, el fiscal le ha preguntado: "¿Diluyó usted algún tipo de mediación para favorecer el sueño de Pedro?", lo que ella ha negado.

La noche del 2 de mayo, cuando se quemó el cadáver del Pedro Rodríguez dentro de su maletero en una pista forestal junto al pantano de Foix, López le hizo indicarle el camino hacia casa de su exmarido, Rubén C.: allí, Peral escribió el último mensaje desde el móvil de la víctima, y la Fiscalía sostiene que pretendían fingir que se había ido a pelear con Rubén antes de morir.

Peral ha explicado que ella condujo, guiada por López, el coche de Pedro -con su cadáver en el maletero- hasta la pista forestal donde lo quemaron, aunque asegura que sabía que el cuerpo estaba allí y que, al ver al acusado portando botes de gasolina, huyó porque pensó que quería hacerle daño a ella.

Ha relatado que corrió unos metros por la carretera y, sobre su falta de sospechas respecto al asesinato, ha dicho que se quedó bloqueada: "En mi día a día me parece inhumano y desproporcional pensar en una cosa así".