Prácticamente desierto y con zonas donde el nivel del agua es desolador. Así está el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. En sólo cuatro meses ha perdido 800 hectáreas de agua y solo mantiene encharcadas 500 por la dura sequía que se alarga en nuestro país.

Los ecologistas temen que ante la ausencia de lluvias se repita la situación extrema de 2009 cuando el parque ardió. Y además, preocupa también la pérdida de especies "como pueden ser los peces, porque muchos han desaparecido" según informan los propios ecologistas.

Otra imagen de la sequía es la de las calles de Teruel, donde se han tenido que cerrar todas las fuentes. Y las restricciones aumentan porque también habrá que reducir bastante el riego en los parques públicos.

Y en Vila de Cruces, Pontevedra, se ha tenido que suspender el recorrido turístico de las siete fuentes porque en ellas no hay agua. Su ausencia no deja al descubierto tesoros, si no restos de basura en el río Miño que los ecologistas y barqueros recogen en Lugo.