Javier debería estar dando saltos de alegría, pero ha asegurado que tiene un buen dolor de cabeza: "Me está estresando, no duermo casi, mi cabeza va a mil". Está desbordado porque de la noche a la mañana se ha convertido en millonario: "No sabes que hacer, en qué gastarte el dinero, es una sensación rara".

La semana pasada fue el único acertante de la Primitiva. Ahora dice que le crecen los amigos dentro y fuera de su pueblo, y eso que hasta en la administración daban por hecho que guardaría el anonimato.

Este empresario en fontanería, al que ya suponemos prejubilado, ya ha ayudado a toda su familia y ha pagado las deudas: ha liquidado las hipotecas y, asegura, se dará caprichos como comprarse un Ferrari, la ilusión de su vida, dar la vuelta al mundo y lo que vaya llegando cuando se despierte del sueño que cree vivir. Un sueño reparador producido por ser el dueño de casi 80 millones de euros.