Parece una fina capa de nieve, pero no lo es, son metales pesados. Los vecinos de Llano del Beal no se cansan de denunciarlo. La actividad minera cesó hace casi tres décadas pero las empresas no sellaron sus residuos químicos y cada vez que hay humedad afloran una multitud de metales pesados.
Las sales que afloran de debajo de la tierra son sulfatos de diferentes materiales pesados que en contacto con el agua se convierten en ácido sulfúrico y devoran todo lo que se encuentran a su paso.
Elementos que ponen en riesgo la salud de las personas: "Es raro que los que formamos la plataforma no tengamos un familiar con alzhéimer, con Parkinson, cáncer o insuficiencia renal" explica Juan Ortuño, presidente de la Plataforma de Afectados por los Metales Pesados.
Los vecinos denuncian que las montañas de residuos químicos están junto al colegio del Llano y que llegan hasta la puerta: "Estas valsas mineras nos están matando, nos están envenenado" asegura Ortuño.
Piden a la administración que tome cartas en el asunto. Mientras tanto, a parte de los efectos sobre la salud del Llano, hay que sumar los ecológicos, porque todos estos residuos siguen desembocando en el Mar Menor.
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