Todo el mundo las conoce por María, Sara o Patri, pero en su DNI han nacido con nombres de niños, y citarlos en público las hacer sufrir. Poder cambiarlos depende de un juzgado y no siempre se consigue.
A Patri, de pequeña, sus padres le pusieron un nombre masculino porque así era su cuerpo, pero su sentimiento de niña pronto salió a la luz, como relata su madre, Soledad Fernández Costas. "Todo eran muñecas, llevar bolso, ponerse mis tacones, mis pinturas..", comenta.
La Ley de Identidad de Género del año 2007 no ampara a los transexuales menores de edad, como Patri, que con 14 años tiene que esperar hasta los 18 para modificar su nombre. Esperar tanto es una tortura diaria. "Mis amigas me preguntan qué tal las notas, y a mí me da vergüenza enseñárselas porque pone mi otro nombre", explica Patri.
El caso de Sara es totalmente distinto, ella no tendrá ese problema. El suyo, en Lugo, ha sido el primer auto presentado y ganado en Galicia. Su madre clama por una ley nacional. "Dependemos de la sensibilidad del juez que nos toque y si se siente cercano o simpatiza con nuestros hijos", afirma.
Por su parte, María con 10 años ya espera una sentencia judicial. Su sentir femenino, aún así, es imparable, como ella. Hasta el momento no consta que ningún menor haya dado marcha atrás en su elección de género sentido.
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