Una organización de Estados Unidos especializada en buscar a menores desaparecidos o víctimas de delitos dio la voz de alarma: descubrieron un vídeo en YouTube de alto contenido sexual protagonizado por un niño de ocho años. Rastreando la IP, vieron que las imágenes se habían grabado en un domicilio de Málaga.
Las imágenes las grabó y difundió el propio menor. No era 'grooming', porque no había intervenido un adulto; ni 'sexting', porque no estaban dirigidas a otras personas: el único objetivo era generar 'likes'. "Hoy casi todas las barreras están rotas. Los niños ven que todo está permitido e imitan lo que ven en una sociedad que está cada vez más sexualizada", explica Javier Urra, doctor en Psicología Infantil.
No ha sido el único caso. La misma agencia estadounidense encontró, un mes antes, otro vídeo de un niño de nueve años, también de Málaga, mostrando sus genitales. En él, animaba a la gente a darle a me gusta. En ninguno de los dos casos sabían nada los padres. "Hay tecnología para controlar el acceso a Internet de nuestros hijos", apunta Álvaro Ortigosa, dictor del Instituto de Seguridad de la UAM.
La Policía Nacional está recibiendo alertas de vídeos sexuales de menores que se graban a sí mismas. A la Fiscalía de Menores le preocupa que todo esto se convierta en tendencia y reclama más control a los padres sobre la actividad de sus hijos en Internet.
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