Según los datos de las cajas negras, que son provisionales y están a la espera del informe de la Policía Judicial, instantes antes del accidente el tren circulaba a 192 kilómetros por hora y tras la activación de un freno por parte del maquinista, el convoy finalmente impactó contra el muro de hormigón tras pasar la curva de A Grandeira  a 153 kilómetros por hora en un lugar en el que el libro de ruta indica que no se pueden superar los 80 kilómetros por hora.

Según la información recuperada, en los minutos previos al descarrilamiento, el conductor recibió una llamada en su teléfono profesional de personal de Renfe, "parece ser de un controlador", para indicarle el camino que tenía que seguir al llegar a Ferrol. 

Por el contenido de la conversación y por el ruido de fondo, apunta el Tribunal Superior en un comunicado, "parece que el maquinista consulta un plano o algún documento similar en papel". 

Fuentes de la investigación han indicado que en la llamada con personal de Renfe a través del teléfono profesional, que se encuentra extraviado tras el impacto, se escucha decir a Garzón hasta tres veces la expresión "la cagué", justo antes del siniestro. 

Estas fuentes consideran que la causa de que el terminal del teléfono esté extraviado es que el conductor pudo haberlo lanzado para pisar el freno e intentar hacerse cargo de la situación, algo que no logró. 

El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Compostela, Luis Aláez, ha ordenado la realización de copias de seguridad del contenido de las cajas y para ello se ha contactado "por prevención" con el fabricante que ha remitido las instrucciones por escrito y en varios idiomas, han informado fuentes próximas a la investigación.

También ha ordenado el rastreo de las llamadas del teléfono corporativo de Garzón Amo. Se han extraído de las cajas negras tanto datos técnicos como de voz, y se ha hecho una transcripción de las conversaciones en tiempo real, han señalado las mismas fuentes consultadas. 

El juez ha decidido, además, autorizar a los técnicos de la Comisión de Investigación de Fomento a realizar mediciones de las ruedas de los vagones, siempre acompañados por policía judicial, en el depósito de A Coruña al que han sido trasladados.

Faltan por completar inspecciones oculares y, además, está pendiente el acceso a pequeñas zonas cerradas por hierros que hay que cortar, apunta el Tribunal Superior, que señala que existe "la posibilidad de que se trasladen perros para realizar una última inspección de los restos". También está previsto realizar un estudio de la máquina y, por el momento, no ha sido citado para declarar ningún testigo.