Unas galletas son casi idénticas pero unas llevan aceite de palma y otras no. Igual que otras que son integrales. A simple vista no hay diferencias, pero unas si contienen aceite de palma y otras no. Lo mismo pasa con estos cereales misma apariencia, pero diferente composición.

Pese a todos estos ejemplos la industria de productores de aceite de palma dice que este no se puede eliminar por cuestiones de textura y de la caducidad prorrogada que da a sus productos. La mayoría de nutricionistas dicen que sobre todo es una cuestión de precio y advierten depende de cómo se sustituye el aceite de palma se ataja el problema de salud o no.

Estos son los sustitutos del aceite de Palma: el de girasol, económico y rico en vitamina d, pero bastante calórico. El de oliva que es el más saludable, per también el más caro. El de coco bueno para ligar salsas y pastelería, pero muy graso o el de colza, que el principal problema que tiene es el temor de la población por la intoxicación masiva que sufrió España en 1981.

Si los productores deciden eliminar el aceite de palma, habrá que estar atentos de nuevo a las etiquetas para saber si la forma en la que lo han hecho es buena para la salud.