Ibai tiene que ir atado a una silla porque sino se golpea, se muerde los brazos y las manos o se puede provocar cortes. Cada cuatro meses tienen que volar a Madrid para sus múltiples revisiones. Este lunes le hemos grabado en una de estas visitas con el consentimiento de sus padres.

Sufre el síndrome de Lesch Nyhan, una enfermedad genética que se supone no había heredado. Es lo que le aseguraron a su madre, tras realizarle una biopsia al feto. "Yo me desmayé, me desplomé, esto no puede ser", explica su madre.

Fue un golpe durísimo, porque Ibai es su segundo hijo con esta enfermedad que les hace ser completamente dependientes. "Se autoagreden, no paran de darse cabezazos, se muerden, el mayor tiene una reconstrucción del labio inferior porque se lo arrancó entero", señala.

Tras comenzar su batalla legal descubrió que la muestra analizada estaba contaminada con células maternas, algo que según la sentencia en ningún momento se les comunicó para repetir la prueba.

El Servicio Canario de Salud niega que existiera mala praxis y acusa al Hospital La Paz de haber recibido esos análisis y tampoco haber detectado la enfermedad, pero el juez les considera responsables a ellos y les ha condenado a pagar 1.300.000 euros de indemnización.